Nunca Mucho Costó Poco

\"Entonces Jesús dijo a sus discípulos: - Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame, porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. ¿ De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O que dará el hombre a cambio de su alma?, porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí que no gustaran la muerte hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su Reino\"\n(Mateo 16: 24-28).\n\nSe habla mucho de cómo debe ser el discípulo de Jesús, las características, actitudes y cualidades que debe tener. Esto esta muy bien porque nadie puede ser un verdadero discípulo si no refleja la semejanza al Señor Jesús. No existe ningún discípulo que no haya adquirido la conducta de su maestro, y esta conducta es la fiel imagen de lo que hay dentro de la persona del discípulo: el continuo crecimiento hacia la estatura de su maestro.\n\nSe habla mucho de cómo debe ser un discípulo de Cristo, pero olvidamos un paso fundamental que muchos omiten o ignoran cuando discipulan a una persona: lo que se debe hacer para ser discípulo, el costo de convertirse en un fiel seguidor del Señor Jesús. Hacerse un fiel y verdadero discípulo del Señor, significa mucho para la gloria Dios y testimonio entre los hombres. Alguien dijo que \"nunca mucho costó poco\", entonces, para ser discípulos del Señor hace falta mucho más que unos requisitos, un sacrificio. Así, los deberes del discipulado serán fruto de una vida sumisa a la buena voluntad del Gran Maestro, y no un mero esfuerzo por llegar a ser mejor.\nEl Señor Jesús enseñó el costo del que quiera hacerse su discípulo: primero dice que debe negarse a sí mismo, esto es olvidarse de lo que es, dejar de lado sus logros y convicciones; hay que saber perderse. Luego dice que tome su cruz, y esto es muy importante porque en la cruz el Señor clavó nuestros pecados; lo que antes éramos murió, entonces nos habla de morir, crucificar nuestra vida para el completo servicio del Señor: \"ya no vivo yo...\" (Gálatas 2:20). Esto marca el carácter de la vida del discípulo: una vida consagrada; el Señor exige este sacrificio del que quiera ser su discípulo, y una vida consagrada, significa una vida de continuo sacrificio. Por ultimo dice que le siga, que ande en las pisadas del Maestro, siempre detrás de Él, nuestro seguro guía. \"Nunca mucho costó poco\", nunca ser un discípulo del Señor costó poco esfuerzo.\n\n El Señor es muy claro cuando dice que el que se preocupa por sí mismo pierde, pero el que se preocupa por Él, gana. No se trata aquí que el cuidado personal sea menospreciado por el Señor, al contrario, Él quiere ser nuestro guardador en todas las situaciones de la vida, ¡y quien mejor que Él puede guiarnos a disfrutar de la vida! Nadie debe vivir para sí, y hay que entender bien lo que esto significa. El ser un discípulo del Señor implica una perdida de todo, hay que saber perderse; el yo es humillado a los pies del Gran Maestro. Es muy grande el costo del discipulado.\n\nDebemos entender que nadie se hace discípulo del Señor si primero no pierde todo, y aquí tenemos una de las paradojas de la vida cristiana: llegamos a un punto en que con gran esfuerzo hemos cosechado logros, triunfos, títulos, etc., y ahora hay que tirarlo todo. Es que el Señor nos quiere dar cosas nuevas y mejores, cosas eternas que realmente valen la pena...\n\nNada es mejor que hallar la vida por causa de Cristo, es decir, darle sentido y convicción, darle una razón de vivir. No es nada fácil ser discípulo del Señor, esto todos lo entendemos, pero para hallar esa vida, que vive para su Señor, no hay que medir ese grado de facilidad o dificultad; hemos dicho que no se trata de esfuerzo. El discipulado no es cuestión de esfuerzo propio. Cuando alguien quiere ser discípulo de cualquier maestro en el mundo, se inscribe y listo, ya puede tomar sus clases. Pero no es así con el Señor. El mismo recibe y forma a sus discípulos y no por reformación, sino por inculcación de vida. Este Gran Maestro transmite vida y no meras reglas o enseñanzas.\n\nPodemos ver lo mucho que significa ser discípulo del Señor Jesucristo. Tanto nos preocupamos por salvar nuestra vida, salvaguardar nuestros intereses, y luego al final, lo perdemos y quedamos arruinados. Pero si ya tomamos la decisión de perderlo todo, de sacrificarlo todo para dar lugar a ser discípulo del Señor Jesús, hallaremos el gozo de una vida, de una vida que vive porque sabe vivir. \n\n¿Que provecho saca uno si gana todo el mundo pero tiene la vida arruinada? Ahora el Señor pregunta algo obvio. No sirve de nada tener sin ser. Al fin y al cabo, la preocupación por uno mismo resulta contraria, uno se arruina la vida afanándose por ganar bienestar. Aquí vemos a un hombre que al fin, cuando ya tiene todo lo deseado, cuando día y noche ha trabajado para obtener lo que quería, cuando puede ver \"el fruto de sus manos\", se da cuenta de que no le queda vida, se le acabó el tiempo y ya no puede proveer para el más allá. Vemos a un hombre que a gran precio obtuvo el mundo, y todavía quiere comprar su vida, y se da cuenta que ésta tiene un valor incalculable, ni dinero o esfuerzo alguno compran la salvación.\n\nLo que el Señor quiere enseñarnos con estas preguntas es que no sirve de nada arruinarse la vida por nada; es que el mundo con todos sus placeres es cosa vana. El Señor dice que va a venir en la gloria de su Padre y con sus ángeles para recompensar a cada uno conforme a lo que haya hecho. ¡Qué tragedia sería presentarle al Señor \"el mundo ganado\", pero con una vida perdida y arruinada!\n\nPareciera como si Cristo dijera que el ganar en este mundo es perder en el cielo, y efectivamente lo es. Es que nadie se preocupa por proveer para el más allá. Para nosotros la relación vida-mundo es importante, nos interesa el disfrute. Ni siquiera llegamos a intuir la verdadera vida eterna en el cielo. Cuando comprendamos el valor y significado de la vida eterna, de esa vida que viviremos con el Señor, entonces veremos a este mundo con ojos distintos.\n\nY si no lo vemos tan bien como quisiéramos, no será menosprecio ni pesimismo sino alegría y gozo celestial al estar transitando en este mundo como peregrinos y extranjeros, rumbo a nuestra ciudad, a la verdadera patria eterna en los cielos. Entenderemos nuestra vocación.\nVale la pena ser discípulo del Señor Jesús, y la pena es el sacrificio de nosotros mismos. Y nunca olvidemos que ser un discípulo del Gran Maestro es mucha cosa, y nunca mucho costó poco...'
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