La Oración del Padrenuestro
El Padrenuestro es la oración modelo del Señor. Con frecuencia la repetimos por lo cual debemos entenderla correctamente para que sepamos qué es lo que pedimos, y no sólo la repitamos sin pensar. Esta es la oración contiene los elementos básicos en la oración. Por medio de ella el Señor nos enseña cómo debemos orar correctamente. Entre mejor la comprendamos y penetremos en su rico contenido, tanto mejor aprenderemos a orar en general. Así es necesario que aprendamos a entender bien el Padrenuestro. Dividimos el Padrenuestro en tres partes: La introducción, las seis peticiones y la conclusión. \n\nINTRODUCCIÓN: “PADRENUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS”.- Estas son palabras gloriosas y preciosas. Contiene tres partes: (1) “PADRE”.- Padre nos dirigimos al Padre celestial. En realidad, sólo los verdaderos hijos de Dios pueden y deben decir esta oración. ¿Quiénes son ellos? El apóstol dice que somos hijos de Dios por la fe en Jesucristo. (Gálatas 3:26). Los que no son cristianos, los incrédulos y los impíos, no pueden orar en ningún caso. Cuando repiten esta oración del Señor es sólo una vana repetición. Solamente los que llaman a Dios su Padre con una viva fe en Cristo pueden orar el Padrenuestro. Cristo, nuestro Salvador, nos ha hecho hijos de Dios, y sólo por medio de él lo somos. Nos presentamos ante Dios y decimos “Padre” solamente en el nombre de Cristo, confiando en la justicia y el mérito de Cristo. Oramos el Padrenuestro en el nombre de Cristo. Dios nos ha revelado muchos de sus nombres en la Escritura. ¿Por qué escoge el Señor Jesucristo precisamente este nombre: “Padre”? Dios nos atrae con el nombre amable de Padre y con eso nos da ánimo. Nosotros por naturaleza tenemos miedo de presentarnos ante Dios y orar. Cristo nos enseña a llamar a Dios nuestro Padre en nuestras oraciones para que pensemos en que Dios es nuestro Padre, para que pongamos\nnuestra confianza en este hecho al orar. \n\nCuando un niño pequeño que no es tímido tiene una necesidad, cuando le falta algo, va a su padre para pedírselo con ánimo y con mucha confianza. Tiene un padre amoroso, y él sabe que es el hijo amado de su padre. Así los cristianos debemos clamar a Dios y pedirle como sus queridos hijos, a quienes ama por causa de Cristo. No hemos recibido ya un espíritu de esclavitud, sino de adopción. Como hijos de Dios clamamos a nuestro amoroso Padre. Romanos 8:15. Cristo nos enseña a dirigirnos a Dios como nuestro Padre y con este nombre nos atrae y nos anima, para que pidamos como los hijos amados a su amoroso padre, con confianza, sin miedo y sin duda.\n\n(2) “PADRE NUESTRO”.- Por medio de la palabra “nuestro” el Señor nos recuerda que Dios no es sólo mi Padre y que no solamente yo soy su hijo amado. Dios tiene muchos otros hijos. Todos los cristianos creyentes son hijos de Dios por medio de Cristo. Tengo muchos hermanos y hermanas espirituales, todos los que junto conmigo están en la misma fe en Cristo. Todos tenemos un Padre, Dios (Ef. 4:6). En nuestra oración el Señor nos enseña a utilizar el plural. En la oración los cristianos no estamos solos. Debemos orar unos por otros. Aquí el Señor nos enseña que debemos interceder por nuestros hermanos. Pero Dios también quiere atraernos mediante esta palabra para que le pidamos con ánimo y con toda confianza. Todos los cristianos clamamos a un Padre celestial. No oramos solamente los unos por los otros, sino también el uno con el otro. No estamos solos en nuestra oración, sino toda la cristiandad en la tierra está orando con nosotros y por nosotros, todos los santos de Dios. ¡Debemos animarnos y llenarnos de confianza sabiendo que estamos unidos delante de Dios para pedirle!.\n\n(3) “QUE ESTÁS EN LOS CIELOS”.- Cuando decimos que Dios está en el cielo, no queremos decir que él está en un lugar lejos de nosotros. Dios está en todas partes. Está especialmente cerca de los que creen en su palabra y lo invocan confiando en su palabra y promesa, y él escucha su oración. Cristo agrega estas palabras para asegurarnos de que el Padre a quien invocamos no es alguien común y terrenal, sino el Padre celestial, el eterno Dios todopoderoso. Si aquél a quien clamamos es el Padre celestial, podemos hablar con él con ánimo y con toda confianza. Con frecuencia los padres terrenales no pueden ayudar, aún cuando quisieran. Pero el Padre celestial es el Dios todopoderoso, el cual es capaz de hacer mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos (Ef. 3:20). \n\nCuando invocamos a nuestro Padre celestial, tenemos la segura confianza de que él puede ayudar en toda necesidad, aún en las mayores necesidades. Por eso podemos orar a él con toda confianza. Nuestro Padre está en el cielo. Allí no hay sufrimiento, sino solamente salvación. Nosotros, sus hijos, todavía estamos aquí en la tierra, en este valle de lágrimas, rodeados del mal y la miseria. Cuánta misericordia tiene un verdadero padre por su hijo cuando éste sufre. Así pedimos con confianza a nuestro padre celestial, seguros de que él quiere ayudarnos y lo hará. También con estas palabras Dios nos atrae y nos da ánimo, para que con toda confianza le pidamos como los hijos amados a su amoroso Padre, y si está en la voluntad de Dios concedernos lo que pedimos, nos lo dará o nos dará lo que en Su sabiduría satisfaga nuestra necesidad.\n\nCONCLUSIÓN.- Por eso cada palabra en la introducción nos da valor para pedir con toda confianza. Ya que Cristo mismo nos enseña a pedir así, ciertamente Dios quiere que en todo tiempo le pidamos a él sin temores ni dudas, como los hijos a su Padre. Si no tenemos mucho deseo de orar, y el diablo quiere impedir que nos presentemos con ánimo y gozo delante de Dios y pedirle con toda confianza, recordemos que Dios se llama nuestro Padre celestial, y que él amablemente nos atrae y nos impulsa a orar. Eso nos dará nuevo ánimo para pedir con seguridad y gozo, como los hijos a su Padre.\n \nPETICIONES DEL PADRENUESTRO.- Son seis peticiones, se dividen en dos grupos: (1) Las tres primeras peticiones están particularmente dedicadas a la gloria de Dios, la cual únicamente hemos de considerar en ellas sin tener para nada en cuenta nuestro provecho. (2) Las otras tres miran a nosotros y contienen propiamente lo que tenemos necesidad de pedir, mas estas tres ultimas peticiones se deben hacer buscando la voluntad de Dios.'