Jesús siempre nos confronta con lo esencial –amar al prójimo, mostrar gracia, ser misericordiosos, hacer el bien, buscar la paz y la reconciliación, socorrer al necesitado, oponernos a las injusticias y un largo etcétera. Nosotros siempre tenemos la tendencia a quedarnos en lo secundario – no fumar, no bailar, no ir a discotecas, sólo escuchar música cristiana, evitar piercings, tatuajes y cosas similares.'