Pastoral para el Líder-2 – Incompetencia para la Tarea
“No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto.” (Efesios 3:5-6a)\n\n\nEstaba leyendo estos versículos de Efesios y he tenido que recurrir de nuevo al diccionario. Las palabras están tan desgastadas que, a menudo, las usamos sin pensar en su significado. Leo que la competencia es la pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado. La verdad es que muy pocas veces me siento así.\n\nSeñor, la tarea es mucho mayor de lo que yo puedo hacer. Siento una gran tensión interna, por un lado tengo la clara certeza y convicción que Tú me llamas a la evangelización y el discipulado de esta generación, por otro lado, la tarea es tan grande, tan difícil, tan desafiante, que me siento abrumado e incompetente.\n\nAbrumado porque es mucho más de lo que yo puedo hacer. Ya no pienso en todos los jóvenes de nuestro país, meta a la que no quiero renunciar, pienso únicamente en el ministerio que has puesto a mi alcance y del que me has responsabilizado. Señor hay tantas necesidades y tan complejas que no es nada difícil sentirse incapaz e incompetente.\n\nSeñor, no sabemos como llevar el evangelio a esta nueva generación de muchachos y muchachas. Son diferentes a todos los anteriores. Los sociólogos y los estudiosos dicen que son la primera generación auténticamente postmoderna. ¡Vaya consuelo! Afirman que su forma de entender y vivir la vida es radicalmente contraria a la de generaciones previas.\n\nEs cierto, lo hemos experimentado cuando hemos intentado comunicarles el evangelio en las calles o en nuestras actividades. Piensan y afirman que Tú eres irrelevante, que perteneces al pasado y no tienes nada que ofrecerles. Están convencidos que pueden vivir sin Ti y, de hecho, muchos de ellos lo hacen. Naturalmente que están equivocados, pero es la forma en que un número creciente de ellos han sido educados y moldeados por los medios de comunicación. La tele, las películas, la música, los profesores, todos han hechos un buen trabajo.\n\nA menudo experimento frustración. Hablamos con ellos en el mismo idioma, pero es evidente que las palabras no significan lo mismo. Toda nuestra “jerga” cristiana no les impresiona, en sus mentes no existe un trasfondo cristiano que haga nuestras palabras significativas y relevantes para sus vidas.\n\nLas necesidades de los jóvenes de la congregación son muchas, complejas y crecientes. Un padre divorciado ve como su hija adolescente se escapa de sus manos y se lanza a una vida de autodestrucción. Algunos de los jóvenes tienen serios problemas de dependencias, unos con drogas, otros con alcohol, otros con el consumo de pornografía.\n\nPara ellos no es fácil ser cristianos en los albores de un nuevo milenio en una sociedad en constante cambio y que ofrece tantas y tantas oportunidades para vivir al margen de Dios. Además, en la iglesia, no siempre estamos a la altura de sus necesidades, no siempre estamos ministrándoles como precisan. Tantas veces no somos ni siquiera capaces de entenderlos.\n\n¡Son tantas las expectativas puestas sobre el pastor de jóvenes! Tú, Señor, tienes tus expectativas, los padres de los muchachos y muchachas tienen las suyas, el liderazgo adulto de la iglesia también tiene sus expectativas y, naturalmente, yo también tengo las mías propias. No es nada difícil sentirse incompetente, incapaz delante de tantos retos y tantas expectativas.\n\nSupongo que los retos del ministerio, muy a menudo, han hecho a tus siervos sentirse incompetentes, desbordados, abrumados e incapaces. De hecho, desde un punto de vista humano es así, ni más ni menos. En la mayoría de los casos son batallas de David contra Goliat y, naturalmente, el pastor de jóvenes es David, pero no siempre con su coraje y confianza en el Ti.\n\nPero lo cierto es que cuando llamas a alguien ya eres consciente de que será incompetente por sí mismo y que tendrás que ser Tú quien lo dote de competencia. Los retos son grandes, nos sentimos inútiles para poderlos enfrentar y ahí, está la clave. Esa incompetencia nos obliga, nos fuerza, nos lleva, a volvernos hacia Ti y esperar de tu mano la competencia, la sabiduría, la capacidad, el discernimiento, y el entendimiento de las situaciones y las necesidades ante nosotros.\n\nDurante todos estos años en el ministerio he ido acumulando más y más capacitación. Creo firmemente en el obrero bien cualificado y preparado para el servicio. Sin embargo, cuanto más tiempo pasa y más formado estoy más consciente soy de mi incompetencia e incapacidad.\n\nGracias por que Tú eres quien haces a tus siervos competentes para el servicio. Les das la sensibilidad, el discernimiento, el poder, la perseverancia, la sabiduría y las fuerzas para poder llevar a cabo el ministerio que les encomiendas. Es bien cierto lo que Pablo afirma en 2 Corintios capítulo 12, tu gracia es todo lo que necesitamos, porque realmente cuando somos débiles, cuando somos conscientes de nuestra debilidad e incapacidad, es entonces cuando más poderosos somos.\n\n\nMI ORACIÓN\n\nSeñor gracias porque nuestra competencia no viene de nosotros mismos sino que proviene de Ti. Gracias porque no es malo sentirnos débiles, incapaces, abrumados, desbordados por la tarea que nos has encomendado. Al contrario, es sano, saludable y necesario. La incompetencia nos fuerza a volvernos hacia Ti y tus recursos, nos obliga a buscar tu sabiduría, tu capacidad, tu discernimiento. La incompetencia nos hace humildes y nos lleva a la dependencia tuya, donde realmente se encuentra nuestra auténtica fortaleza y competencia.\n\n\nTU REFLEXIÓN\n\n1.¿Cómo te sientes ante las tareas, retos, desafíos y necesidades que el ministerio exige de ti?\n\n2.¿Eres consciente que una falsa seguridad en ti mismo, tus recursos, tu preparación y capacidades puede llevarte a una situación de gran vulnerabilidad? ¿Por qué?\n\n3.¿Estás afrontando situaciones de ministerio que parecen desbordarte e ir más allá de lo que eres capaz de hacer? Si este es tu caso ¿Qué ayuda puedes encontrar en las palabras del Señor: “Mi gracia es todo lo que necesitas, pues mi poder se manifiesta mejor en los débiles. Así que me alegro de ser débil, para que en mi se muestre el poder de Cristo.” (2 Corintios 12: 9)\n\n\n\nEL PERSONAJE\n\nAlgo que valoro enormemente en la Escrituras es la humanidad de sus personajes. Los grandes héroes de la Biblia son personas reales, de carne y hueso con sus virtudes, cierto, pero también reflejados con sus miserias, debilidades e incoherencias.\n\nEstos días pasados leía acerca del llamamiento de Moisés al ministerio. En los capítulos 3 y 4 del libro de Éxodo aparecen unos diálogos entre el Señor y Moisés que son realmente sorprendentes.\n\nMoisés una y otra vez trata de rehuir el llamamiento y para hacerlo echa mano de su incompetencia para la tarea. Moisés no se siente capaz, le manifiesta al Señor que aquella responsabilidad va más allá de sus fuerzas y de sus capacidades. Argumenta sus limitaciones personales, su poca capacidad de liderazgo, su dificultad para comunicarse, la dureza de la gente y… finalmente, clara y llanamente le dice a Dios que mejor que envíe a otra persona. \n\nDios fue bastante paciente con Moisés y en su misericordia le dio una promesa que sigue siendo válida para nosotros, los incompetentes de todas las generaciones: “¿Y quién le ha dado la boca al hombre? ¿Quién, si no yo le hace mudo, sordo, ciego o que pueda ver? Así que, anda, que yo estaré contigo cuando hables y te enseñaré lo que debes decir.”\n'