Pastoral para el Líder-3 – Desánimo
“Venid, vosotros solos, a descansar un poco a un lugar apartado.” (Marcos 6:31)\n\n“El Señor es mi pastor, nada me falta. Me hace descansar en verdes pastos, me guía a arroyos de aguas tranquilas, me da nuevas fuerzas.” (Salmo 23:1-3a)\n\n\nHay veces que el ministerio parece no tener sentido. Hay ocasiones en que uno piensa que no vale la pena servir al Señor. Paso por momentos en que me pregunto si todo el desgaste físico, intelectual, emocional y espiritual de invertir mi vida en la vida de los jóvenes y adolescentes sirve para algo. ¿Habría realmente alguna diferencia si no lo hiciera?\n\nHay razones objetivas para sentirme así. En muchos jóvenes no veo el crecimiento que me gustaría observar. Hace años que trabajo con algunos de ellos y, en ocasiones, da la sensación de que como los cangrejos, van hacia atrás en vez de ir hacia delante. Los hábitos básicos de la vida cristiana, aquellos que les permitirían crecer y llegar a ser cristianos maduros y producir un impacto en su contexto, no los tienen desarrollados. Todavía les falta disciplina para orar, leer la Biblia, caminar bajo el control del Espíritu.\n\nEn otros casos veo una inmadurez asombrosa. Sus planteamientos ante la vida, sus actitudes, sus valores, sus reacciones, no son las propias de alguien que afirma conocer al Señor y confiar en Él. No dudo –mejor dicho, en ocasiones, sí dudo- de su fe, pero veo que esta tiene tan poco impacto en su vida cotidiana.\n\nHay un grupo que huye de todo tipo de compromiso. Nunca puedes contar con ellos para nada. Nunca tienen tiempo para ningún tipo de servicio o ministerio. Viven centrados alrededor de ellos mismos, de sus necesidades y sus intereses. Parece como si el servicio, el amor sacrificial por los hermanos, la sensibilidad hacia las necesidades de cristianos o no cristianos no fuera con ellos. Son hedonistas, se mueven por el placer y la gratificación, escapan rápidos de cualquier cosa que no gratifique sus sentidos.\n\nHay días que me siento en mi oficina y me doy cuenta que los jóvenes no han cumplido las expectativas que yo me había formado con respecto a ellos, no dan la talla, no son el tipo de jóvenes y adolescentes que yo deseara que fueran. \n\n¿Será este cansancio y desánimo fruto de mi necesidad de mi éxito personal? ¿Es posible que me sienta así porque ellos no están contribuyendo a que yo sea un pastor de jóvenes de éxito? Necesito revisar más mis motivaciones. Dios no me ha llamado a tener éxito sino a ser fiel a su llamado. ¿De dónde procede me cansancio, mi desánimo, mi frustración?\n\nNo debo olvidar que el cansancio y el desánimo son normales, que forman parte de mi naturaleza humana, que no es un pecado estar desanimado, y que es falso que los buenos cristianos, los buenos obreros son infatigables y nunca caen en el desaliento. Conocer al Señor no nos priva de la realidad que somos seres humanos de carne y hueso. Pero no debo quedarme aquí. El desánimo es humano, cierto, pero Dios me da los recursos para salir adelante.\n\nEl desánimo ha de llevarme de vuelta hacia Dios para poder recobrar la perspectiva correcta de las cosas. No puedo ni debo olvidar que Él es el único que puede cambiar las vidas de los jóvenes. Su palabra así lo afirma, el crecimiento viene del Señor. A mí no me ha sido concedido ese privilegio. Puedo animar, retar, ayudar, acompañar, propiciar un ambiente, sin embargo, el Señor se ha reservado el derecho absoluto de producir y generar cambios espirituales y estos, son los únicos que duran, que son permanentes.\n\nNo debo olvidar que Dios lidia de forma única y personal con cada joven y adolescente que está en mi grupo. Los ha hecho a todos ellos únicos e irrepetibles –afortunadamente, porque no quiero ni pensar lo que sucedería si hubiera copia de algunos de ellos- y trabajo con ellos de una forma singular. Cada joven tiene su propio ritmo de responder al llamado y las exigencias de Dios. En cada uno de ellos el Señor está cumpliendo su propósito y éste, no siempre, o mejor dicho, en muchísimas ocasiones está más allá de mi comprensión y alcance. Yo no entiendo de qué modo lo que hago con ellos, lo que estoy compartiendo, el ejemplo y el referente que les estoy proveyendo, va a ser usado por Dios para llevar a cabo sus propósitos. No lo sé y estoy seguro de que en muchos casos nunca seré consciente hasta el día en que, en su presencia, todo esto nos sea revelado.\n\nSiempre me pasa lo mismo cuando pierdo mi enfoque y me centro más en las circunstancias que en Dios, viene el desánimo y el desaliento. Necesito recordarme una y otra vez que el Señor es soberano y va cumpliendo sus planes en la vida de cada persona. Necesito descansar en Él y darle gracias por fe por su trabajo en la vida de cada joven.\n\nA veces es muy difícil darle gracias a Dios por la vida de algunos jóvenes. Es un acto de confianza, es un acto de rendición ante la soberanía de Dios ya que no hay ninguna evidencia humana que pueda alimentar nuestra esperanza de que un cambio está produciéndose o puede llegar a producirse. Pero cuando nos enfocamos en Él, recobramos la perspectiva correcta y se renuevan nuestras fuerzas.\n\n\nMI ORACIÓN\n\nSeñor, gracias por poder ser yo mismo. No tengo que fingir, soy humano y, en tantas ocasiones, me desanimo y desaliento porque no veo los resultados que esperaba o no van al mismo ritmo que yo anticipaba. Lo sé que a menudo mezclo mi sentido de valía personal con los resultados y por eso me desanimo. Ayúdame a no olvidar que soy valioso a tus ojos sean cuales sean los resultados. Ayúdame a no olvidar que a mí no me has concedido el poder para cambiar vidas. Ayúdame, por último, a no perder la perspectiva y si esto sucede a recobrarla pensando en tu soberanía, en tu trabajo único y singular en la vida de cada joven.\n\n\nTU REFLEXIÓN\n\n1.¿Estás experimentando el desánimo? En caso afirmativo ¿De dónde proviene tu desánimo y desaliento? ¿Qué puede estarlo provocando?\n\n2.¿Admites como humano el desaliento o eres de aquellos que creen que un cristiano espiritual nunca se desanima?\n\n3.¿Cómo pueden ayudarte estas reflexiones a combatir el desaliento?\n\n4.Pasa un tiempo de oración. Reconoce tu desaliento y desánimo, es algo humano. Explícale al Señor las razones del mismo. Dale gracias, en fe, por su plan, su soberanía y su trabajo en la vida de los jóvenes y adolescentes que ha puesto bajo tu responsabilidad.\n\n\nEL PERSONAJE\n\nPara mí una de las pruebas definitivas de que la Biblia procede de Dios es el tipo de personajes que la pueblan. No se trata de individuos perfectos, infatigables, incansables, indubitables. Antes bien, nos pinta una colección de individuos de lo más humano, no de plástico sino de auténtica carne y hueso.\n\nLos capítulos 18 y 19 del primer libro de los Reyes nos muestran algunos aspectos de la vida de Elías. Elías es, sin duda, el mayor y más grande profeta de Israel. Recuerda que durante la transfiguración de Jesús fue precisamente él, junto con Moisés, el que hizo acto de presencia.\n\nPero estos capítulos nos muestran a un profeta que rompe el molde “espiritualista” que algunos pretenden usar para describir a los personajes de la Biblia. Vemos un Elías tan desanimado y desalentado porque le persigue una mujer que desea incluso morirse. Y todo ello, después de haber tenido el gran triunfo ante los sacerdotes de Baal.\n\nPues bien, así es el genero humano, cuando perdemos la perspectiva, la perdemos del todo y nos queremos morir. Dios, sin embargo, no se indigna con el profeta, comprende su debilidad como ser humano, le da una terapia de comer, dormir y descansar y, posteriormente, le ayuda a recobrar la perspectiva correcta, Su perspectiva.'