Carta A Mi Padre Celestial
Querido Papá\n\nHe tenido en mi corazón la necesidad de preguntarte si cuando me llamaste habías pensado en lo difícil que sería llenar mi corazón de tu amor. Si, sé que te extrañará lo que lees, ¿pero sabes?, sucede que a veces tengo un deseo intenso de agradarte, escucho tu voz cuando leo las Escrituras, siento el ministrar de tu Santo Espíritu cuando veo la inmensidad de tus estrellas y me conmueve el rostro de un niño cuando sonríe o cuando llora.\n\nPero… ¿sabes?, reconozco que siempre has sido un Padre amante, nunca ha faltado tu misericordia para mi, te has volcado lleno de bondad para conmigo y me has colmado con tu gracia. Por eso, en este día mis ojos se abrieron para ver la grandeza de tu amor y me di cuenta que había malgastado todos mis bienes, lo que consideraba valioso lo he dilapidado y me quedé sin la compañía engañosa de mis amigos.\nHe mirado mis zapatos, están llenos de agujeros, sucios, pero no es importante lo horrendo de mis vestiduras como el vacío de mi corazón que se ha apartado de tu casa, de tu bendición y de tu compañía.\n\n¿Sabes qué es lo que más me duele?, que no tengo una sola razón para quejarme porque tus manos siempre se extendieron para sostenerme. No importa cuán ocupado estuvieras, cuando me atendías sólo yo era el objeto de tu atención. Ahí estabas para velar en mis congojas y cuando estuve enfermo, confortaste mi vida, velaste mi sueño. En todos los peligros fuiste mi escudo, mi sostén, mi amparo y mi fortaleza.\n\nEsta mañana, al abrir mis ojos miré en derredor mío y estaba el sonido rutinario de un hato de cerdos, el olor de ese ambiente al que me había acostumbrado ahora era como más fuerte, ahora era insoportable, y me acordé Padre mío de casa. Sabes… siento una profunda vergüenza por quien soy, por lo que he hecho, por cómo te he ofendido y... quiero regresar a casa.\n\nPero me asalta la duda, ¿esa casa que está en mis recuerdos… es aún mi casa? He dilapidado mis bienes, tengo mis manos vacías, no soy ni la sombra del que te dejó, Padre. ¿Tengo aún esperanza? ¿Sabes, quiero confesarte algo? ¡Mi corazón estalla de alegría tan sólo de pensar que pudiera volver a casa!\n\nHay algo que quiero también decirte, este día cuando desperté vi todo diferente, era el mismo lugar de siempre pero por alguna razón en lo profundo de mi alma escuché tu voz, la reconocí, la reconocería entre miles de voces…. Me estás llamando, ¿verdad Padre? Y sabes intuyo que encontraré tus brazos abiertos… No soy el de siempre, Padre mío, pero con tal de estar en casa, ponme en el sitio en que pueda trabajar, No soy digno de ser llamado tu hijo, hazme como uno de tus jornaleros.\n\nCon cariño. Tu hijo.'