Como una Mascota
Una familia salió de viaje por unos meses, dejó encargada su casa con el servicio doméstico así como también el cuidado de sus mascotas entre los cuales estaba un perrito de raza pequeña, el perro dormía siempre con la hija de la casa, pero ella no pudo viajar con sus padres, ya que por trabajo también tuvo que ausentarse unos meses, pero regresaba a casa los fines de semana cada quince días. La mascota extrañaba a sus dueños, pero se acostumbró a la empleada con la cual comenzó a dormir.\n\nCuando llegó el primer fin de semana en el que llegó su dueña, la mascota saltaba de alegría, la besaba, jugaba con ella y la cuidaba, cada momento la acompañaba a todas partes. Llegada la noche la empleada se dispuso a dormir, el cachorro le movió su cola y se acomodó al pie de su cama, pero cuando escuchó que su dueña también se disponía a dormir corrió y con un fuerte brinco subió a su cama y se acomodó junto a ella para dormir, y así fue durante todo el fin de semana y cada vez que ella llegaba, hasta que regresó terminado su trabajo.\n\nEs interesante ver la fidelidad de las mascotas, la diferencia y el reconocimiento que hacen entre su dueño y las otras personas, y cómo nos demuestran su cariño, no cabe duda que nos dan un muy buen ejemplo para aplicarlo en la vida con nuestros seres queridos, pero, ¿Lo estamos aplicando también en nuestra vida espiritual?\nComo hijos de Dios a veces, la rutina y la preocupación por los problemas nos hacen descuidar estos detalles para con Dios y dejamos de reconocer a quien es el dueño de nuestra vida, olvidamos correr hacia él cuando nos llama y quiere tener un tiempo personal con nosotros, dejamos de reconocer su voz y su presencia, ya no nos deleitamos, alegramos ni emocionamos con solo saber que está a nuestro lado como lo hacen las mascotas, sino que preferimos acomodarnos en la cama del servicio doméstico porque nos hemos acostumbrado a ello y pensamos que Dios sabe que lo amamos.\n\nSi has estado pasando una situación así con Jesús, éste es el momento para seguir el ejemplo de la mascota y, como él, reconocer y correr hacia nuestro Salvador.\n\n“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie me las arrebatará de mi mano” Juan 10:27-28'