¿Cuándo Inicia la Guerra?

A millones de seres humanos como Mar, nos gustaría lanzarnos a la aventura de la guerra que “supuestamente” está por venir. No para formar parte de esa desastrosa actividad humana, sino para unirnos con gritos de esperanza y puños en el aire, para reclamar lo más preciado del hombre, la vida misma.\n\nPuede sonar como una misión imposible, como algo que está fuera de nuestro alcance, como algo que no nos incumbe; pero para ciertas personas es algo tan trascendente, que dan todo de sí para estar trabajando activamente por la paz, en el centro de la batalla.\n\n¿Pero cuál es el papel de un estudiante como nosotros, que no puede realizar el viaje a dichas tierras o que nunca se echará una “platicada” con Bush para impedirle que apriete el botón del desorden? \n\nNuestra misión primordial en estos tiempos difíciles es evitar una lucha interna, para que así no podamos contagiarla a los demás, provocando una mundial. Sabemos que una guerra es de dos, una persona que quiere iniciarla y la otra que le da continuidad. Si una falla, se acaba el “jueguito”.\n\n¿Por qué no podemos ser esos agentes de cambio que no cedan a sus principios y valores, y que sean capaces de frenar cualquier intento de conflicto?\n\nTristemente hay veces que nosotros también estamos a favor de la guerra. Por que ésta no sólo se da en grandes campos, con metralletas y balas de cañón. La guerra inicia todos los días, cuando entramos a la pelea, con nuestros amigos, con nuestros papás, maestros o superiores. Cuando no sabemos ser humildes y aceptar nuestros errores, cuando no sabemos dar al otro lo que se merece y buscamos nuestros propios intereses. \n\nPero sobre todo se da, cuando vivimos una lucha interna, una guerra sin fin, en donde nuestros actos traicionan a nuestra conciencia. Cuando nos sentimos solos a pesar de estar rodeado de multitudes, cuando nos sentimos tristes a pesar de reír a carcajadas, cuando no nos gusta nuestra vida, a pesar de que la presumimos ante la sociedad. Esa es la raíz de los problemas. La guerra de las guerras. El factor determinante que inicia con los actos más siniestros del universo. \n\nLo más curioso de todo, es que la solución para esa guerra interior la tenemos nosotros, la conocemos a la perfección pero muy pocas veces la ponemos en práctica. En definitiva, como lo predicó la Madre Teresa durante años, esa solución es el amor. No el amor de las películas, el del 14 de febrero o el de dos novios en secundaria. Es la entrega plena del amor a todo ser viviente en esta Tierra, es en términos muy específicos, “amar hasta que duela”. No al que nos cae bien o al que le debemos un favor, es entregarnos a cualquier persona que se tope en nuestro camino, sin regateos ni trueques de por medio. Es dar algo de nosotros, sin esperar recibir algo a cambio. \n\nEs en esos momentos, cuando sabemos amar sin medida, que realmente nos sentimos felices por fuera y por dentro, que nos sentimos llenos, porque al vaciar lo que tenemos, recibimos grandes regalos espirituales que nos desbordan, cuando le damos un sentido real y auténtico a nuestra existencia. Justo cuando nos atrevemos a dar ese salto del egoísmo al amor, cuando se termina esa guerra que vive cada hombre y por consecuencia, se terminaría el odio, el rencor, la venganza y las guerras donde mueren millones de inocentes. Parece un sueño, pero no es imposible. \n\nMuchos hombres han promovido esta forma de pensar y de actuar, han dejado huella, han trascendido y han hecho cambios que ahora agradecemos. Tú has de conocer a una persona de ese tipo. No te doy ejemplos, prefiero que imagines a alguien que admires, ese personaje ilustre que puede estar en medio de tu casa o en los grandes libros de la historia, personas que han preferido la paz en vez de la guerra, que han preferido el poder de la conversación pacífica y la humildad, en vez de la hostilidad. Que han amado y han evitado miles de problemas con su puro testimonio. Líderes como ellos nos hacen ver que no estamos solos en nuestra encomienda.\n\nPero a fin de cuentas, como dice Mar, las palabras no bastan. Ni con miles de artículos, reflexiones o libros enteros podremos hacer un cambio mundial, hasta que tú y yo, no tomemos el compromiso de actuar, en base al amor, a la esperanza y a la paz. \n\nHagamos una marcha, no tanto en las calles, sino en nuestro interior. Protestemos por nuestra mediocridad y por la indiferencia ante lo que sucede en el mundo. Hagamos una huelga definitiva de nuestros malos hábitos y conflictos con los demás. Saquemos la bandera de la paz en nuestra propia vida y consigamos cambiar el mundo, empezando con nosotros mismos.'
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