¿Cuánto Vale un Hermano?

“Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados” Génesis 14:14. \n\nAbram estaba tranquilo en su tienda cuando recibió la triste noticia; habían atacado Sodoma y secuestrado a Lot con su familia y posesiones. Averiguó quien había sido, eran 4 ejércitos con lo mejor de la tecnología de entonces. ¿Cuántos serían?. No se detuvo en detalles; armó a los de su casa y al pasar revista el número ascendió a 318, subieron a sus caballos y a la batalla.\n\n¿Ir a la guerra con sólo 318 novatos? ¿Ir contra enormes ejércitos? Sin embargo la fe de Abram estaba en Dios, y su misión era rescatar a su sobrino. Con Abram fueron los siervos que antes habían peleado con los siervos de Lot; algunos habrán pensado “se lo merecen, ¿para que se van a Sodoma?”; sin embargo ellos tenían que ir a rescatar a quienes, años atrás, habían sido problemáticos. En esta acción de Abram y su gente hay un preparado espiritual que es poderoso: fe + esperanza + amor. La fe ve lo que espera, la esperanza espera lo que no ve y el amor todo lo espera. La fe vio la victoria, la esperanza vio el reencuentro y el amor vio a Lot.\n \n¿Cuántos Lot hay en territorio enemigo, que se han apartado y viven las consecuencias de sus pecados? ¿Nos hemos enterado que necesitan una mano en medio de la desgracia? Oremos por ellos, pero recordemos a Abraham. ¿Fueron problemáticos? Ellos ahora están en problemas y tal vez no tengan otra salida que un hermano en la fe, sí, aunque no vuelvan a la familia... preparemos los caballos y acudamos en su ayuda. \n\nHace mucho que no lo veía y hoy pasó cabizbajo por la calle/ Cuando estaba en la iglesia siempre fue criticón/ Pero esta mañana, quien estaba en problemas era él. / Recuerdo el día que dijo que siempre sería fiel/ Pero ¡qué giros da la vida! hoy él está en el revolcón./Mirándole me dije: “si no quiero caer es mejor que calle”.\n\nLlegué a mi casa y lo comenté a mi mujer/ Y ella me contó que su esposa lo dejó, / y una enfermedad le debilitaba/ Que creía que una ayuda él necesitaba./ Pero yo le respondí “el que se exalta será humillado”/ Y ella dijo “¿no ayudaremos a Javier?”/ -“El era criticón, que aprenda la lección”/ -pero , querido, ¿no estas tú siendo como él?\n\nVengo de allí, de esa casa desordenada y vacía/ Ya no pienso lo mismo de Javier./ Le llevamos comida, le llevamos la ropa para lavar,/ le conseguimos medicina, y la Biblia le leí./ Me dijo Gracias, con lágrimas en los ojos./ Y una lección acabo de aprender:/ “ayuda siempre a tu hermano, antes o después de caer./ No importa si vuelve, no mires lo que hizo, míralo a él”'
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