Dame
¿Hay alguna razón para que no entres?\n¿Puedes decirme por qué tiemblas?\nTe aseguro es infundado lo que sientes\n¿No sabes que cosechas lo que siembras?\n\nSeñor, no tengo un regalo para darte\nTodos vienen y entregan sus presentes\nMientras que yo sólo logro avergonzarte\nCon mi conducta y palabras inconscientes\n\n¿Puedo decirte lo que puedes regalarme?\n—Preguntó el Señor, con tierno acento—\nEs algo simple, no quiero atribularte\nEstará tu corazón en paz y yo contento\n\n¿Qué es lo que deseas? Puedo conseguirlo\nPor darte algo digno, lo gastaré todo\nLo que quieras, Señor, puedes pedirlo\nQue lo haré por Ti, de cualquier modo\n\nLo que pido está al alcance de tu mano\n¿Me regalas el trabajo de este día?\nQuiero el esfuerzo de mi hermano\nEn el que expresa talento y alegría\n\n¿Mi trabajo Señor? Es inútil, estoy cansado\nLa rutina terminó por asfixiar mis sueños\nMe esforcé al principio y ¡Mira lo que ha pasado!\n¿De qué ha servido poner mi mayor empeño?\n\n¡Eso, es precisamente lo que de ti quiero!\nDame tu desesperanza, tu enorme frustración\nPondré mi gracia y mi luz en tu sendero\nDevolveré tus sueños, tu fuerza, tu ilusión\n\n¿Señor, devolverás incluso mis sueños rotos?\n¿No sabes que es imposible regresar el tiempo?\n¿Que hay cicatrices que no reflejamos en el rostro?\n¡Imposible reunir las hojas que esparció el viento!\n\n¡Errante encontré a Moisés en el Desierto!\n¡A Abraham le di hijos estando casi muerto!\n¿Cómo puede negarse a Dos el pobre tiesto?\n¡Más que Miguel Ángel en obras de arte soy experto!\n\nEntonces, Señor, recibe el trabajo de este día\nCuando vuelvas a pedir algo semejante\nLo tendrás lleno de amor y sabiduría\nHonesto, íntegro, grato y deslumbrante\n\nTambién en este día llamo a tu puerta\nEs tiempo grato. ¿No ves que el tiempo pasa?\n¿Seguirás con tus heridas? ¿Con el alma muerta?\n¿No sabes que traigo bendición a tu casa?\n\nEspera Señor, antes de ilusionarme con tu llamado\nDime ¿Crees que hay algo bueno en mí?\nPerdona, no levanto mis ojos porque miro mi pecado\nY tú eres Santo, ¿Cómo puedes amarme así?\n\nHice al hombre a imagen y semejanza mía\nCon libre albedrío, con el poder de la razón\nAunque no comprende que la mayor batalla\nEs la que se libra en su propio corazón \n\n¿El corazón? Si, entiendo amado Señor \nMe formaste del polvo, me enseñaste a soñar\nA quién más iré con mi clamor\nSólo a ti, mi vida, mi corazón. ¡Puedes entrar!'