De la Espera a la Victoria

El orfebre toma los dos aros dorados opaco y poco agraciado. Los coloca sobre una lámina de hierro y, luego los introduce al fuego. Después de un determinado tiempo, el orfebre saca la lámina junto con los dos aros. Si estos salen con un dorado brillante, el orfebre se dará cuenta que en verdad están hechos de oro puro. De lo contrario, los aros se pondrían negros, débiles, y podrían llegarse a romper. \n\nAsí mismo sucede con nuestras vidas, somos piezas doradas las cuales Dios coloca sobre el fuego para probar nuestro corazón. Y ese fuego es el tiempo que está determinado para que al final seamos no sólo una pieza sino una joya. \n\nHay muchas áreas de nuestras vidas que son probadas, y entre ellas, un deseo que es innato y que con el tiempo se va desarrollando. Es el deseo de ser un “enamorado” en el hombre, y una “rescatada en la mujer”. Es decir, que el hombre tiene el deseo de luchar, pelear y conquistar a una sola mujer, a la mujer de sus sueños. La mujer tiene el deseo de ser enamorada y de que alguien pelee por ella. \n\nInfortunadamente, son más las historias tristes y decepcionantes de amor por las niñas embarazadas, las jovencitas que abortan, los matrimonios que duran un suspiro y el supuesto “amor sin compromiso”. Y todo esto se acomodó a la cotidianidad hasta formar parte de nuestra vida social y normal. A la cultura en que estamos emergidos. \n\nCon todo lo que percibimos a nuestro alrededor, creo que es muy difícil y tonto luchar por una mujer y esperar a aquel hombre peleador. Pues pareciera que en este siglo XXI, nada de esto tuviera sentido y valiera la pena. Porque en realidad, la mayoría de las personas creen que esto es del “pasado”, una simple moral que viene de nuestros bisabuelos. \n\nPero yo como ustedes, tengo sueños, y más como jóvenes nos caracterizamos por ser soñadores. Y entre ellos está la de encontrar a la persona adecuada. Por esta razón, decidí guardar mi corazón para ella, y no comprometerme en ninguna relación en el camino mientras lleguemos a encontrarnos. \n\nDesde entonces, no he tenido ninguna relación. No puedo negar que no es sencillo. He tenido que soportar los comentarios de mis compañeros y algunos familiares, al igual que las indirectas. Además, ha habido momentos que me dan ganas de tener un noviazgo. \n\nTambién he tenido luchas con mis propios pensamientos que dicen que no vale la pena guardarse y esperar para alguien que no lo sabrá valorar. Que todas las personas e inclusive la persona para mí, aprovecha el momento, mientras yo sigo esperando en un rancho desolado para ver quien se avecina.\n\nEstas situaciones me desarman y me debilitan. Y la duda empieza invadir mi corazón. ¿En verdad vale la pena guardarse y esperar para esa persona? ¿Qué tal si he pasado todo este tiempo guardándome para alguien que nunca lo hizo?\n\n¿A quién le gustaría entregar el mejor regalo del mundo que costó lo mejor de sí para recibir lo peor? Supongo que a nadie. Y es lo mayor que he tenido que enfrentar… mi propia mente. Pero aún así, no dejé de continuar guardando mi corazón en las manos de Dios. \n\nUn día, sin que yo me lo esperara, porque estaba trabajando en otros proyectos, Dios habló a mi corazón, porque es allí donde coloca nuestros más profundos anhelos. Dijo que porque me había guardado y había sabido esperar, me iba a recompensar. Que ya había apartado a esa persona y que estaba en el puño de su mano. Que gritaría de júbilo y lloraría de gozo, y se lo iba a agradecer. Pero…. Que aún no era el tiempo.\n\nPersonalmente, nunca imaginé que a Dios le importara mis decisiones y mis sueños, y más, cuando no tiene nada que ver con el ministerio o nuestra relación personal con Él. Hasta que entendí que muchos de nuestros anhelos son colocados por ÉL mismo, y que le encanta hacer realidad nuestros sueños cuando nos deleitamos en su presencia.\n\nY en verdad, vale la pena guardarse y esperar, porque es más importante lo que Dios dice a tu vida que lo que dicen los demás. Y las recompensas nunca llegan sin antes pagar un precio. \n\nMientras esperemos en el fuego del tiempo, sabremos que cuando llegue el momento será para vencer. Esa será nuestra victoria.'
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