Dificultades Para No Pecar

Quizá usted haya visto ese cómic con la historia de un gato que se cree capaz de controlar sus impulsos de atrapar y comerse a un pajarito. Por todos los medios intenta ser amable con él. Incluso se llega a cubrir el morro con cinta adhesiva para estar seguro de que no va a echarlo todo a perder. Pero al final, cuando ya no puede resistir más, su verdadera \"naturaleza felina\" sale a flote, y se mete al pájaro en la boca. Por supuesto, el dueño anda por allí cerca, esgrimiendo un palo para hacer que lo suelte. \n\nLo divertido de este incidente es que los lectores ya sabemos que el gato va a perder esa batalla interior. ¿Por qué? Porque en el fondo es un gato, y no puede cambiar ni su identidad ni sus deseos. Y si nos reímos es porque nos identificamos con este problema tan básico.\n\nEn el caso de los seres humanos, esa corrupción de nuestra naturaleza se llama pecado, y ha estado con nosotros desde que Adán y Eva pecaron. Toda persona que haya vivido después, e incluso las que aún no han nacido, son pecadoras por naturaleza (Romanos 3:23; Isaías 53:6). El pecado penetra en todo nuestro ser, nos nubla la percepción, distorsiona la verdad, y nos impide tener una relación con Dios. Es decir, hasta que entablemos una relación con Jesucristo.\n\nSi usted acepta Su obra terminada en la cruz, entonces sus pecados serán borrados para siempre (Romanos 5:8; 1 Pedro 3:18). Usted es una nueva creación, y está listo para comenzar la aventura de parecerse cada vez más a Jesús, aventura que toma toda la vida (2 Corintios 5:17). Bueno, parece que con esto se le pone punto final a todo lo anterior: Se acabaron las luchas, se acabaron las tentaciones, se acabaron las batallas contra nuestros antiguos deseos. ¿No es así?\n\nPero su propia experiencia como creyente le ha dicho otra cosa. Puede que fuera cuestión de horas, o de varios días pero usted sintió un “tirón” de los antiguos pensamientos y hábitos, y esto le hizo sentirse culpable y atribulado. Puede que usted llegara incluso a cuestionar la autenticidad de su salvación. \n\nEn el cristiano la tendencia al pecado sigue viva y fuerte por lo que seguimos teniendo la inclinación al mal. El mismo Pablo confesó el estado real de su confusión interna. \"Porque lo que hago, no lo entiendo, pues no practico lo que quiero; al contrario, lo que aborrezco, eso hago... Porque no hago el bien que quiero; sino al contrario, el mal que no quiero, eso practico. Y si hago lo que yo no quiero, ya no lo llevo a cabo yo, sino el pecado que mora en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo en mis miembros una ley diferente que combate contra la ley de mi mente y me encadena con la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Doy gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! (Romanos 7:15-25).\n\nPablo describe la tensión existente entre su posición como nueva creación en Cristo y su constante impulso a pecar. Esta descripción revela claramente que Pablo se rindió al pecado, fuera el que fuera, y más de una vez. También reconoce que esta lucha no terminaría oficialmente hasta no ser glorificado con Cristo. \n\nPero lo que sí ha terminado –tanto para Pablo como para usted- es el dominio del poder del pecado. Este pasaje bíblico no es un mensaje de derrota y desesperación, sino de esperanza y victoria. Las buenas noticias de la cruz son que usted ya no es esclavo del pecado. Antes de conocer al Señor, usted no tenía otra opción: el pecado dictaba su vida, aunque usted no lo supiera. Pero ahora Jesús es el dueño de su naturaleza por medio del poder del Espíritu Santo.\n\nUsted va en ascenso hacia la santidad, y ha sido apartado para los propósitos de Dios. A medida que aprenda a decirle no al poder del pecado, y a descansar en Su gracia, usted será cada vez más libre para obedecer con nuevas fuerzas, energía y entendimiento. A lo largo de todo este proceso es fundamental comprender que la obediencia es una decisión: Someternos a Dios y parecernos cada vez más a Cristo es una decisión personal de cada uno de nosotros. \n\nJerry Bridges explica lo siguiente en su libro El propósito de la santidad: \"Como creyentes ahora estamos en situación de resistir y decirle no al pecado. Antes no teníamos opción, pero ahora sí. Cuando pecamos como cristianos, no pecamos siendo esclavos, sino individuos que gozan de un poder de decisión. Somos liberados por medio de nuestra unión con Cristo en Su muerte. Tenemos que recordar que estamos muertos a la tiranía del pecado, que podemos resistirlo y decir no. Por eso debemos guardar nuestros cuerpos, para que el pecado no reine sobre nosotros.\n\nLo que vemos con esto es que Dios ha preparado nuestra santidad. Por medio de Cristo nos ha liberado del dominio del pecado, para que podamos oponernos a él. Pero esa responsabilidad de resistirlo es sólo nuestra. Dios no lo hace por nosotros. Si confundimos la fuerza para resistir (dada por Dios) con la responsabilidad de resistir (que es nuestra) nos exponemos a un desastre.\n\nUsted tiene muchas posibilidades de vivir libremente y en santidad por medio de Jesucristo, pero Dios nunca le va a forzar a que lo haga. Pero sí anhela que usted se dirija a Él en todos los conflictos espirituales, que reconozca que es débil, y que le pida fuerzas para decir no. \n\n¿Está cansado de pelear una batalla que ya da por perdida? ¿En lo escondido de su corazón usted piensa que como cristiano es un fracaso? Nada de esto es cierto. Y cuanto antes aprenda a gozarse y a crecer en la realidad de su identidad en Él, más rápidamente sentirá la emoción de la victoria.'
Scroll to Top