El Temor

Por Santiago G. Salazar\n

Mi esposa y yo tenemos un grupo, y el domingo pasado se utilizó el capítulo 13 de Números para mostrar lo que hace el temor en los hombres cuando no están confiados en Dios.\n\nPero algo que se me hizo interesante fue que utilicé como introducción una actividad en la que mi esposa salió con tres "voluntarios" del salón y les comentó que yo les daría a probar algo, pero que ella no sabía que era. Ellos comenzaron a pensar sobre qué podría ser. Uno de ellos le preguntó a mi esposa que si eran cucarachas y los otros sólo se pusieron nerviosos. Mientras, a los que estaban dentro del salón les dije que se dividieran en dos grupos, unos harían expresiones de asco, y los otros tratarían de infundirles confianza, diciéndoles que no temieran, pues yo les daría algo bueno.\n\nA cada uno (de los tres que estaban afuera) les taparon los ojos, se les dijo que escucharan a sus compañeros y que abrieran la boca para probar algo que se les daría.\nLas reacciones fueron las siguientes:\n
1) Al primero, yo le estaba dando un pedazo de galleta pero no quiso abrir la boca, yo le dije que confiara en mí pero no quería, al fin le abrí la boca y le metí el pedazo de galleta, e inmediatamente lo escupió.\n\n2) Al segundo, le quise dar un trago de refresco pero por ningún motivo quiso abrir la boca, por lo que le quité la venda de los ojos y se tomó el refresco.\n\n3) Al tercero y ultimo, insistí en darle un pedazo de galleta y tampoco quiso abrir la boca
\nAl final les pregunté que habían pensado y sentido desde que los sacamos del salón. Lo interesante fue que sin decirles nada, todos pensaron que les daría algo asqueroso y fue tal el temor, que el primero comenzó a sentir náuseas desde antes, y al tercero hasta le comenzó a doler el estomago.\n\nLes pregunté que si creían que yo sería capaz de darles algo que les hiciera daño o que tuviera un sabor desagradable y me dijeron que no, entonces volví a preguntarles: "Si ustedes tenían confianza en mí, ¿por qué razón no abrieron la boca o escupieron inmediatamente lo que les había dado?, y ¿por qué no escucharon a los compañeros que les decían que no había problema en que abrieran la boca? Me contestaron que porque tuvieron miedo \n \nDespués los invité a que leyeran Números 13 y vieran cómo de los doce príncipes enviados a reconocer la tierra de Canaán, que le estaba entregando Dios a su pueblo, diez regresaron con un gran temor, tanto, que se sintieron como langostas, interpretando la forma de pensar; o la forma en cómo los verían esos gigantes (Num.13:34) \n \nLes comenté que el temor siempre nos hace exagerar las cosas como en Números 13 o como en la actividad que realizamos donde el temor también hizo que exageraran las cosas. El versículo para memorizar fue 2 de Timoteo 1:7.'
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