Es tu Responsabilidad

Recientemente leí una estadística que llegaba a siguiente conclusión: «La gran comisión» puede convertirse en «la gran omisión» para muchos creyentes. Según esta estadística uno de cada tres cristianos comparte su fe. Este informe demuestra que los cristianos se encuentran a gusto con su fe, y la consideran muy importante en su vida diaria; pero no están particularmente comprometidos con su crecimiento espiritual y el cumplimiento de la gran comisión. Hacen una inversión mínima en lo concerniente a la vida espiritual y un pobre esfuerzo para poner en práctica lo aprendido en las reuniones; y en parte, creo que tiene mucha razón.\nEn lo que va del año, deberíamos preguntarnos, sin ir mas lejos: ¿A cuántos les hemos testificado? ¿Cuánto tiempo hemos invertido intercediendo en oración, poniéndonos en la brecha, haciendo vallado, dando la cara ante Dios por nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, para que oportunamente busquen a Dios mientras puede ser hallado? ¿Qué es lo que sentimos cuando llegamos para disfrutar de un hermoso culto sin haber traído a nadie para que escuche las buenas noticias que un día nos cambió la vida? \n\nRuego a Dios, que él nos dé el sentir del corazón del Señor hacia la multitud que le seguía y que podamos mirarla como él la vio: «…Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas…» (Mt. 9: 36) Jesús tuvo compasión. La compasión es lo que nos motiva a hacer algo por el necesitado, porque uno siente lo que el otro siente. El Señor sabe de la triste condición del hombre y la mujer que se encuentran alejados de Dios. Sabe de su tristeza, de su vacío, sabe de sus ataduras, de su quebranto, de su esclavitud. Por eso él quiere ayudarle, pero nos ha comisionado a ti y a mí para hacer la obra. Pero, hoy como ayer, hay una verdad que las Escrituras revelan: «Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies» (Mt. 9: 37-38) La necesidad espiritual es mucha. ¿Podrá el Señor contar contigo? ¿Estarás disponible para él? Mientras lees este mensaje decenas de personas parten a la eternidad sin haber aceptado a Jesús como Salvador personal. Muchos agonizan en algún lugar sin que nadie les hable de que sus pecados pueden ser borrados, porque alguien murió en su lugar. Otros tomarán una decisión trágica y equivocada, por desconocer que hay alguien que les puede ayudar, que les puede socorrer, y que está muy interesado en ellos. ¡Es tu responsabilidad darles a conocer el amor del Señor!\n\nEl mayor problema Dios lo tiene con la iglesia que no tiene compasión por el pecador. Las Escrituras relatan que el profeta Jonás dormía irresponsablemente en el interior de un barco, mientras que afuera los marineros se debatían entre la vida y la muerte, rápidamente el capitán de la embarcación despertó al profeta diciéndole: «¿Qué tienes, dormilón? Levántate y clama a tu Dios. Quizá tenga compasión de nosotros y no perezcamos»» (Jonás 1: 6). Que Dios nos despierte y comencemos a cumplir con nuestro deber, nos ayude a salir de la indiferencia y nos haga ver el peligro desesperante en el cual se encuentra nuestra sociedad, y que a pesar de esto, muchos cristianos no quieren mover un dedo para ayudarles. Como el sacerdote y el levita, con el que estaba tirado, despojado y medio muerto, en la parábola del buen samaritano, que al contemplar el horrendo panorama, viéndole, pasaron de largo (Lc. 10: 30-32). Es tiempo de hacer algo por los que están heridos y sin esperanza. Como hicieron con nosotros un día, hagamos con ellos. Asumamos este compromiso ante Dios, por gratitud. \n\nTan sólo anuncia el mensaje y Dios hará el resto. Anuncia las buenas noticias porque esta es tu responsabilidad hacia el perdido. Hagamos nuestra la gran declaración de Pablo: «Pues si anuncio el evangelio, no tengo porqué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! » (1Cor. 9: 16) \nPor eso sin más tiempo que perder, comencemos a levantar la cosecha espiritual. ¡Este es el año para que los tuyos vengan a Dios! Dios trabajará a la par, no te dejará solo; menos en su gran empresa que es la Gran Comisión. Escucha sus palabras «…De una cosa podrán estar seguros: Estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» (Mt. 28: 20.BAD)\n\nFinalmente concluyo con un apropiado proverbio «El que recoge en verano es hombre sensato, pero el que duerme en tiempo de siega, avergüenza» (Pr. 10: 5) RV95. Dios te bendiga y que este año sea un año diferente. Todo depende de ti. \n\nSé sensato y entendido del tiempo en que vivimos. Reconoce que no es tiempo de estar durmiendo espiritualmente. Aprovecha cada ocasión para testificar del Señor. No dejes pasar un día sin hablar del Señor a alguien, pues es tu responsabilidad. \n'
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