¿Existe El Cuerpo Perfecto?
Para las chicas y no tan chicas (hasta aquellas que dicen no preocuparse por su físico), se han sentido bombardeadas de alguna manera por ese invento que llaman “el cuerpo perfecto”. \n\nNadie sabe quién lo inventó, nadie sabe exactamente por qué, pero el caso es que alguien estableció un día que el ideal de belleza debía tener unas medidas de escándalo, llevar una talla 38 (y si es una 36, mejor), marcar unas abdominales y unos músculos perfectos, y vestir a la última moda al mismo estilo francés! Mientras nos presentan todo esto, aquellas que certifican cumplir todos (o casi todos) los requisitos, intentan “vendernos la moto” diciendo que “no hacen nada especial para estar así”, que “comen de todo”, que “solo hacen un poco de deporte a la semana”, y que sólo con eso son capaces de lucirse sin un gramo de grasa y con un millón de gramos de esplendor.\n\nResulta que algunas mujeres son tan ilusas que se la creen. Y, de repente, se introducen en una lucha contra nuestra propia naturaleza, y nos damos cuenta, entonces, que para conseguir ese cuerpo perfecto que anhelamos, no podemos comer de todo, tenemos que machacarnos en el gimnasio, tenemos que pasar hambre y, sobre todo, fundir nuestras tarjetas de crédito con cremas, productos adelgazantes, ropa, etc. La verdad es que, mientras escribo esto me planteo cuál puede ser la ganancia que obtenemos con todo esto…\n\nPoco a poco, la chicas se han ido convirtiendo en «adoradoras de su propio cuerpo», y sería bueno que nos preguntáramos por qué: por qué nos dejamos llevar, por qué nos dejamos influenciar de esa manera, por qué comenzamos a emplear tiempo y esfuerzo extras en algo que es perecedero.\n\nNo, no es cuestión de irnos a los extremos. Ya que el cuerpo es algo especial y es el lugar donde Dios deposita su espíritu, es el templo donde habita Dios, hemos de cuidarnos, por nuestra propia salud y bienestar físico y mental, pero… no convertirlo en nuestro objeto de culto. Hemos de cuidar nuestro aspecto exterior, pero… no ser esclavos de él a través del consumismo, las modas, la enfermedad. Lo que pretende el mundo de hoy va contra natura, y… ¡estamos cayendo en la trampa! No existen ni “el cuerpo perfecto” ni “las medidas perfectas”… ¿Qué nos lleva a pensar que esto es verdad? O, mejor dicho, ¿quién? No sé por qué me da la sensación de que es “cierto individuo” el que está llenando nuestra mente de cosas que, lejos de ayudarnos, está contribuyendo a destruirnos.\n\nSólo hemos de echar un vistazo a nuestro alrededor, o en nuestras propias familias, en nuestro grupo de amigos, porque las consecuencias no se han hecho de esperar: superficialidad disfrazada de vacío, afán desmesurado por aparentar ser quien no somos, trastornos de la conducta alimentaria, “locura” por las compras, abuso de la cirugía estética, etc.\n\nTodo esto dista mucho del verdadero propósito con el que Dios nos ha llamado a vivir en este planeta tierra. No estamos aquí para rendirnos culto a nosotros mismos, sino para dar la gloria a Aquel que nos creó un día e hizo que (más alta, más baja, más guapa, menos guapa, más gorda o más delgada) tú y yo seamos especiales, y no por parecer lo que no somos, sino por ser como somos.'