Hormigas Amaestradas
Una niña, recogía del patio de su escuela unas hormigas a las cuales, en su pequeño entendimiento las estaba amaestrando, las puso en una caja de fósforos y la subió al aula, al momento las hormigas comenzaron a salir de la caja y picaron a su compañeras cercanas y a su profesora. La maestra quemó la caja con las hormigas dentro, mientras regañaba a la niña y ella lloraba. Llamaron a su papá, y cuando él llegó, les aseguró que no volvería a ocurrir y les solicitó que en otra ocasión, lo esperaran para tomar decisiones sobre las pertenencias de su hija; luego, él tomó la mano de su niña, secó sus lágrimas, le sonrió y guiñó el ojo, al salir, la acompañó a recoger más hormigas y le compró un hormiguero, el cual pusieron en su habitación.\n\nAl escuchar historias así, pueden venir a la mente algunas anécdotas de nuestra niñez o experiencias actuales y hasta nos salga una sonrisa, pero, Podemos decir que ¿Tenemos aún la valentía, ilusión y confianza para realizar nuestros sueños y proyectos como cuando éramos niños?\n\nEs cierto que la vida se vuelve cada día más difícil, pero, recordemos que tenemos a un Dios Todopoderoso, el cual está siempre presto para salir en nuestra defensa y apoyo porque es Padre de toda consolación, quien quiere secar nuestras lágrimas y ayudarnos a continuar a pesar de nuestros errores y pecados, porque nos ama y es Padre de toda Misericordia. Pongamos pues nuestra confianza en Él, y recobremos esa esperanza y fuerza de nuestra niñez, para volver a comenzar tomados de su mano, ya que El tiene lo mejor para nosotros.\n\n\n“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de Misericordia y Dios de toda consolación”. 2 de Corintios 1:3.'