Huida Temprana

Alberto y Manuel, mientras tomaban un café, charlaban de esta manera:\n\nDebo regresar Manuel, hace 15 años que no sé de mis padres, ahora que he conocido a Jesús, puedo decirte, amigo, que he sido sanado del alma, esos recuerdos del pasado dejaron de seguirme, te contaré parte de aquella historia que me hizo huir de mis Padres.\n\nComo te dije Manuel, hace 15 , Yo era un niño de apenas seis años, recuerdo que papá le trajo en Navidad, regalos a todos mis hermanos menos a mí, mamá le reclamó y empezaron a discutir, mamá pensaba que estaba durmiendo, pero no era así, entonces fue cuando escuche decir a papá que él no era mi Padre, fue tan doloroso para mí que lloré para mis adentros, me propuse dormir y dormir hasta que al día siguiente papá me manda a comprar y fue entonces que huí de la tutela de mis padres.\n\nSubí sin que nadie se percatara a un tranvía y me alejé hasta el lado opuesto de la ciudad done vivía, llegué por la noche y fue cuando salte antes de su parada final.\n\nEl lugar era tan distinto, había una fiesta en aquella ciudad, llena de globos y muchos músicos, allí conocí a Mauricio un niño que lustraba zapatos y dormía en uno de los sótanos de un viejo hotel, decía que nadie lo había descubierto y que lo que ganaba lustrando zapatos en la plaza le alcanzaba para pode comer una vez por día, fue Mauricio quien me convenció para que me dedicara a lustrar zapatos y me contó una historia tan penosa como la mía que en otro momento te contaré.\n\nAsí pasé tres años de mi vida, nadie se ocupaba de nosotros y en muchas ocasiones teníamos disputas callejeras con los lustrabotas mayores, pero nosotros aprendimos a luchar juntos y nos guardaban respeto.\n\nCierto día Mauricio enferma, pierde el apetito y la fiebre le subía, fue entonces que desesperado fui en busca de un médico, pero nadie quería creerme, entonces caminaba por las calles con los ojos llorosos y un hombre muy fornido me detuvo y tocándome la mejilla me dijo: ¿Por que lloras, niño?, es Mauricio está muy enfermo y nadie quiere venir a verlo para que lo sanen, aquí tengo todos nuestros ahorros, los estábamos juntando para poder comprar un regalo para cada uno esta Navidad.\n\nEl hombre fornido me dijo: Muchacho, Escucha esto: !Mauricio levántate, Jesús te lo manda!, vuelve del lugar donde vienes por que tu amigo te espera, en esos momentos empecé a dar brincos por toda la calle lleno de alegría, y de pronto tropecé y caí sobre unos matorrales y mi rostro cayó sobre un pequeño paquete, lo tome y seguí alegre sin abrirlo hasta llegar al sótano donde anhelaba ver a mi amigo Mauricio.\n\nGrande fue mi sorpresa al verlo levantado y decirme, ¡amigo, un hombre de blanco estuvo aquí y me tomó de la mano y me dijo que me levantara! , y en ese momento experimenté algo extraño, como un fuego que me quemaba, lo cierto es que me siento muy bien y con mucha hambre, Alberto abrazó a su amigo Mauricio y le dijo amigo: hay que abrir este paquete lo he encontrado tirado cerca de un matorral, al abrirlo hallaron un grueso manojo de billetes color verde, y dijeron: ¡son dólares amigo!, bien Mauricio ahora hay que dejarlos aquí debajo del hueco de la calle del frente, al regresar ya habremos decidido qué hacer con ese dinero.\n\nFueron entonces ese día al restaurante y comieron como dos grandes ejecutivos, gastaron todos el dinero que habían juntado para hacerse mutuamente un regalo, mientras comían acordaron: matricularse para poder estudiar la prtimaria, alquilar una habitación y cambiar de negocio.\n\nHace un mes, amigo Manuel, he conocido a Jesús, a ese fornido hombre de Blanco y me ha dicho que debo seguirlo, Mi amigo Mauricio se encuentra predicando ahora en Corea y la verdad que lo extraño mucho, somos más que hermanos, y hace unos días que el recuerdo de mis padres es más constante, he averiguado donde se encuentran y quiero que acompañes para ir a su encuentro.\n\nTú, un hombre tan prosperado, cualquiera podría pensar que vienes de una familia sólida y de etiqueta, realmente estoy muy sorprendido de tu historia amigo, sin embargo permiteme hacerte una pregunta: ¿Estás seguro que quieres ver a tus padres , después de todo el daño que te hicieron? Sí repilcó Alberto, lo deseo fervientemente, es más, ahora mismo estoy saliendo, sé donde hallarla, el lugar no ha cambiado casi nada y he averiguado que mi madre me necesita a su lado.\n\nLos amigos se despiden y Manuel sale rumbo a su ciudad natal, al llegar a su destino, Manuel toca la puerta de la maltratada puerta de su casa y alguien de adentro responde: ¿Quien es?, y Manuel responde , soy Manuel, tu hijo.\n\nLa madre cae de rodillas antes de abrir la puerta y glorifica a Dios, su oración había sido escuchada, corre la madre y al verlo a los ojos se da cuenta que es su hijo Alberto , dulcemente el hijo la toma por las manos y besa tiernamentemente a su Madre, ella esta asombrada, pensaba hallar a un hijo completamente desprotegido y con heridas imborrables y sin futuro, pero sus ojos se gratifican al ver en él un joven exitoso, un obrero que no tiene de qué avergonzarse, aprobado en la palabra y útil para toda buena obra, trajo consigo un torrente de bendiciones para su familia y toda aquella ciudad.'
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