La Admiración al Vacío
El Apóstol Pablo insistió varias veces en la siguiente invitación a las Iglesias. “Por tanto, os ruego que me imitéis.” (1ª. Cor. 4:16); “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” (1ª. Cor. 11:1), y “Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.” (Fil: 3:17)\n\nParecería muy pretencioso que alguna persona hoy, nos dijera que es digno de ser imitado, y por lo tanto de ser admirado. Pero al parecer, Pablo entendía una verdad muy importante. Él era la misma manifestación de Dios, pues la gente podía ver a Dios en su vida. Las personas podían conocer a Dios a través de él, y esto sólo se lograba cuando Pablo de Tarso imitaba a Dios en su pensamiento, en su palabra, en sus acciones y en su vida espiritual. Puedo decir firmemente que la vida de Pablo tenía un sentido muy claro. Él sabía para qué vivía. (Fil. 1:21)\n\nCuando nosotros llegamos al mundo, en el momento del nacimiento, no escogemos nada. Dios nos permite nacer en algún lugar, con algunos padres, en alguna casa, con algún cuerpo, con cierta curiosidad por conocer y empezar a interactuar con lo que nos rodea. Empezamos entonces a comunicarnos y a imitar. En un primer momento, la imitación se deriva de aquello que admiramos, como a nuestros padres, y después conforme crecemos, hay otras fuentes de inspiración. Llegamos a ser, a partir de una serie de copias que hacemos alrededor de nuestros mundos. \n\nÚltimamente, lo que se copia es la idea de que no hay nada ni nadie que valga la pena de ser imitado, siendo esto una imitación. En otras palabras, lo que se imita es el vacío, el sin-sentido, que desorienta muchas vidas, llevándolas a un estado de materialismo, indiferencia, o a llevar vidas “light”, es decir, así como los productos, que saben como si tuvieran las calorías cuando en realidad no las tienen, las vidas imitan la apariencia de felicidad cuando en realidad no está presente.\n\nLa vida es entonces un proyecto que parte del futuro hacia el presente, porque el ideal de vida de apariencia que se establece como modelo, determina lo que yo hago hoy, pero a la vez está determinado por el pasado, porque ahí se imitó esta conciencia del vacío. \n\nLa encuesta de SEPAL pregunta a los jóvenes, \"¿A quién admiras?\" Es evidente que los jóvenes evangélicos en más de una tercera parte, tiene bien claro que la vida sólo tiene sentido siguiendo al Rey de Reyes como modelo a imitar. Si ellos admiran a su Pastor o Sacerdote o amigo, mientras tengan la mentalidad de Pablo (imítenme porque yo imito a Dios), pues no hay mucho problema. Sin embargo, creo que debemos estar muy atentos a lo que el mundo, en su más alta respuesta, manifestó: no tener alguien a quien admirar (31.4%). Me atrevo a decir que esta cifra está creciendo y crecerá más en el futuro, y las implicaciones son muy altas. Entre más vacío, más engaño habrá en el mundo, más susceptibles seremos al pecado, más vulnerables a los ataques de Satanás, el amor de muchos se enfriará y muchos serán confundidos. Estemos preparados, y generemos en nuestros jóvenes la conciencia de la época en la que por gracia de Dios vivimos.\n'