La Peluca del Pastor
Durante mucho tiempo no consideré a Jesús como un ser de carne y hueso; es decir, claro que conozco la doctrina de la encarnación, y el apóstol Juan es lo primero que dice en su evangelio, “y aquel verbo fue hecho carne”, es decir, sí creo que Jesús bajó del cielo, tomó forma humana en el vientre de María y vivió entre los hombres, pero jamás reparé en el hecho de todo lo que implica que fuera un hombre, es decir, un ser humano como nosotros; en otras palabras, en mi pensamiento podía percibir al Cristo de mi fe, pero no había profundizado en el Jesús histórico, el ser de carne y hueso con todo lo que ello implicaba.\n\nNo lo imaginé comiendo, mas que en la última cena; no lo imaginé platicando, mas que sólo predicando o enseñando; no lo imaginé durmiendo mas que aquel día en la barca en medio de la tormenta; no lo imaginé con niños mas que aquel día que los bendijo; no lo imaginé conviviendo con mujeres, mas que en el hecho de sanarla, liberarlas o predicarles; no me lo imaginé con ancianos, mas cuando alabó a la anciana por dar dos monedas en la ofrenda. Así podría continuar dando ejemplos de acontecimientos fortuitos registrados en la Biblia, de tan sólo instantes que se plasmaron en los evangelios, pero que de ninguna manera reflejan la actividad de Jesús en un ministerio de tres años y medio y mucho menos la vida de un hombre durante 33 años de vida. \n\nHay biografías de criminales más extensas que cualquiera de los evangelios, los reportajes en los periódicos cubren una noticia por más de una plana cuando creen que es algo fuera de lo común, pero ¿qué extensión tiene la narración de la alimentación de los cinco mil?; la verdad es que no hay mucho registrado y tampoco nos podemos poner a inventar o a basarnos en los libros apócrifos para sacar una bibliografía de Jesús durante su niñez o su juventud; si la Biblia no menciona más que su nacimiento, una visita al templo a los doce años y después nada hasta sus treinta años cuando se bautiza e inicia su ministerio, entonces no tenemos que escarbar mas allá de esto; pero lo que sí se puede hacer es juntar los testimonios históricos y las pruebas arqueológicas, para tratar de hacer un perfil de su situación social y podemos leer los evangelios entre líneas para descubrir a la persona y la norma de su vida y comportamiento en base a lo que enseñaba, porque debemos suponer que su enseñanza la respaldaba su manera de vivir y sus hechos. \n\n Es decir, que si dijo “dejad a los niños venir a mí, porque de los tales es el reino de los cielos”, no debe ser difícil creer o imaginarnos a Jesús con niños en sus piernas o en su regazo, en sus brazos o haciéndoles caballito, hablando con ellos de su familia, de sus enfermedades, de sus sueños, de sus temores y de la manera que veían la vida, Jesús al mirar a los niños los amaba, como un padre ama a su hijo, y algunos ni siquiera podemos verlo así porque no tuvimos una buena imagen paternal.\n\n¿Que tal de su trato con los ancianos?, ¿Cómo se comportaba aquel que se hace llamar el defensor de viudas?, ¿Cómo habla a los ancianos aquel que alabó a una anciana por dar sus dos últimas monedas para la ofrenda del templo?, ¿Cómo conviviría con los ancianos el hombre que decía a los fariseos que dar ofrenda a Dios no implica dejar sin manutención a los padres?. ¿Hablaría con el anciano que casi no oía?, ¿Daría su lugar para que un anciano se sentara? En una pequeña mirada puedes ver a un Jesús más cercano a la realidad que lo que veías antes, porque lo que nos hace falta es mirar por segunda vez y tratar de ver mejor a aquel que es nuestro modelo.\n\n Esto me lleva a considerar que en el momento en que la persona que es nuestro líder guía o ejemplo a seguir, deja de ser real o humano para nosotros, ese día abandonamos todo esfuerzo de llegar a ser como tal persona, de imitarle o de alcanzar lo que él ha alcanzado, en ese día nos disculpamos de nuestras debilidades, diciendo que somos de segunda clase y por eso no podemos dejar ese pecado, alegando que “ellos” son en algún sentido superiores a nosotros o de alguna manera especial más “espirituales”, son capaces de hacer tal o cual cosa pero nosotros somos discipulados porque no somos como “fulano de tal” o “fulana”. \n\n ¿Por qué algunas personas quieren que otros hagan oración por ellas?, No es que no sepan orar, es que creen que a esas personas sí las escucha Dios. Por una o por otra razón existe un sentir de inferioridad en la iglesia, un sentir de no poder lograr grandes cosas, una sensación de fracasar si es que se aspira a lograr algo fuera de lo común, un engaño que dice a las mentes y los corazones de los congregantes “tú no puedes hacerlo”, “no eres capaz”, “eres de segunda clase”, “no eres como fulano de tal”.\n\nLa Biblia dice que Elías era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras y sin embargo oró y Dios hizo prodigios, lo mismo podemos decir de Eliseo, David, Salomón, Josué, Moisés, Pablo, Felipe, Jesús mismo, porque ¿Qué nos hace pensar que Jesús no tuvo debilidades como cualquier hombre?. \n\nYo creo en nuestro mediador estuvo sujeto a todo lo que pasa en el ser humano en mayor o menor medida, porque tenía que ser así, para poder tener compasión y misericordia, para ser un Fiel Sumo Sacerdote, tomado de entre los hombres y constituido a favor de los hombres para que presente delante de Dios rogativas a favor nuestro, porque sabe de qué pie cojeamos y lo que se siente estar enfermo, triste, decepcionado, desilusionado, enojado, confundido, ansioso, cansado, hambiento, sediento, tentado, amenazado, en peligro, asediado, etc. Él sabe lo que se siente; por lo tanto debemos creer que hay mucho más que conocer de él que tan solo unas narraciones bíblicas que sólo resaltan algunos pocos acontecimientos de su ministerio y juventud.\n\n¿Cómo conocer más de Jesús?. Además de la investigación necesaria para conocer el trasfondo social, considero que la mejor manera de conocerlo bien, además de la oración, será conocer lo que predicaba y cómo aplicaba las enseñanzas, así que, partiendo de esto creo que nos podemos acercar más al tipo de vida que llevaba, su amistad con los discípulos, su trato con las mujeres, su hablar con sus enemigos, su dedicación al ministerio, su tiempo con los niños, etc. Sólo necesitamos conocer el carácter de Jesús y seguir su ejemplo como él mismo nos mandó.\n\nDe la misma manera, debemos recordar que nuestros líderes son humanos, de carne y hueso, son personas con debilidades, con flaquezas y con sus propias luchas, así que la próxima vez que creamos que no podemos con algún obstáculo en la vida que nos parezca infranqueable y que pensemos que sólo un “gigante espiritual” puede con el paquete, piensa que también hay algunos pastores que usan peluca, dientes postizos, que padecen gastritis y quién sabe que tantos males igual que tú o yo. No quiero decir que otros hermanos o líderes no pueden orar por nosotros, pero si Cristo mora en nuestro corazón, todo lo que vivimos en la carne, lo vivimos por la fe en el Hijo de Dios.'