La Realidad De Un Sueño
Anoche soñé que estaba adorando en el templo, habían muchas personas conmigo, algunos los conocía y a otros no, el pastor mientras oraba y se sabía que el Espíritu Santo estaba haciendo algo sorprendente, los músicos hacían maravillas con su talento mientras las voces de los ministradores se movían al son del Espíritu creando una melodía maravillosa.\n\nTodo parecía perfecto, no podría haber nada que lo interrumpiera, mis oídos estaban escuchando la música y mi mente se concentraba en orar y alabar, pero entonces unas bancas más adelante escuche a unos hermanos decir un par de insultos al aire “Mocoso” “Pequeño ladrón” “Ándate”. Abrí mis ojos y noté que había un niño de no más de 12 años metiendo las manos en las mochilas y bolsos de la gente, entonces esta se enojaba y lo corría a un lado, pero luego seguían adorando. El niño se acercó hacia mi grupo, me encontraba junto a otros jóvenes que también se habían dado cuenta del muchacho por tanto barullo, eran mis amigos de la congregación y de otras congregaciones, cuando el pequeño estuvo cerca lo espantaron. \nLuego se acercó a mí, cerré los ojos y levante los brazos pero en realidad estaba atento, lo quería atrapar, apenas metió las manos en mi bolso lo cogí de una mano y le dije “Te pillé”, el niño se puso pálido, sus ojos estaban tan abiertos que parecían ventanas, fingí cara de enojado y lo lleve a la puerta regañándolo por lo que estaba haciendo, pero luego le dije “La verdad no estoy enojado, pero si está mal lo que hiciste”, ahí el pequeño me explico que lo hacía por necesidad, me dio mucha pena, me empezó a contar algunas cosas de su vida y escuche que le pasaba.\n\nLa parte de adoración en la iglesia había terminado, así que lleve al niño hacia donde estaba mi grupo y llame a acercarse a las demás personas que habían sido afectadas, la verdad ahí no trataron mal al niño como antes, ahora le decían “No importa, ya paso”. Le pedí a algunos que me acompañaran a dejarlo a su casa puesto que el chico decía que tenía que irse, pero nadie nos quiso acompañar, querían quedarse en el templo y se sentían satisfechos por haber perdonado, llenado de preguntas y tratado bien al niño en ese momento.\nSalimos de la iglesia e íbamos caminando por la calle, el jovenzuelo me contaba sus robos y las veces que había escapado de personas enojadas como verdaderas hazañas, no podía evitar pensar en las historias de Oliver Twist o Aladdin, cuentos sobre pequeños ladrones, llegamos a una avenida donde en la vereda habían rejillas para el alcantarillado, el niño se detuvo y me dijo “Acá me quedo”, me asombre y le pregunte si acaso vivía en las alcantarillas, se río diciendo que no, pero que en su casa lo trataban muy mal y que ese era su refugio. Le deje un papel con mi número telefónico para que me llamara en caso de que necesitara algo y lo deje invitado a la iglesia, cuando él estaba entrando a su guarida me preguntó “¿Te cuento por qué es que tengo que vivir aquí?”\n\nLa historia fue triste, el padre un borracho que va a la casa de vez en cuando, la madre una mujer que se va con cualquier hombre cada noche, los hermanos todos perdidos, con excepción de uno que estudió pero que se avergonzaba de la familia, “que hogar mas devastado” pensé. Le pedí al niño si también tenía número telefónico, me dio el de una señora que lo cuidaba y me iba a dar el de su padre, pero antes dijo “No… mejor no, ni siquiera le importo”, abracé al muchachito, lo hice reír con un par de anécdotas y me despedí de él.\n\nMe fui caminando de vuelta con dolor en el pecho, pare en una tienda donde había un teléfono público, primero llamaría a la señora que cuida al pequeño y luego llamaría a algún conocido que me recogiera, la verdad no sabía dónde estaba, no conocía ese lado de la ciudad (por ser un sueño la ciudad era gigantesca), mientras marcaba deje mi bolso a un lado, un hombre que estaba en la tienda trato de esconder mi bolso, me molesté un tanto y fui a buscar mi bolso diciéndole que no me tomara el pelo, al parecer este barrio donde vivía el muchacho era bastante peligroso, trate de llamar de nuevo pero no me contestaron.\nMi sueño terminó cuando salí de la tienda y me senté en una banca y miré pasar a la gente, no llame a nadie para que me fuera a buscar, antes de volver donde todos quería ver la realidad de ese lugar, empecé a orar por el niño y por la demás gente, cuando termine de orar caminé hacia aquel lugar donde el muchacho se escondió y lo busque con la mirada, me dolía mucho su realidad y tenía muchas ganas de hacerlo reír otra vez, entonces desperté.\n\n¿Cuántas veces nos encerramos en el templo ignorando al que está afuera? No digo que esté mal ir al templo, es muy bueno de hecho porque podemos compartir el amor, oír la palabra y compartir, pero no olvidemos al que necesita, al que no tiene a Dios, cuando desperté oré por los niños que tienen ese tipo de problemas familiares y se convierten en hijos de la calle, debemos dejar de pensar que solo por hacer las cosas convencionales (Orar, ir a la iglesia, levantar los brazos, etc.) estamos bien, hay mucho mas, ¿Qué pasa con el amor al prójimo? ¿Qué pasa con la fe sin obras es muerta?, el otro día en una reunión de líderes una hermana y amiga mencionó el tema, y no me cabe duda que es una falencia que debemos mejorar como cristianos, este sueño por muy sueño que haya sido, me sirvió para ver la realidad y por eso lo comparto.\n\nDe seguro lector has leído alguna vez este pasaje, pero te invito a leerlo una vez más:\n- Santiago 2:14-26'