Los que Habitarán en el Monte Santo
Salmos 15\n1 Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? \n2 El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón. \n3 El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo, Ni admite reproche alguno contra su vecino. \n4 Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, Pero honra a los que temen a Jehová. \n El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; \n5 Quien su dinero no dio a usura, Ni contra el inocente admitió cohecho. \n El que hace estas cosas, no resbalará jamás. \n\nEs muy claro entender que a lo que se refiere el salmista David en este salmo no es a las personas que habían de tener el privilegio de habitar en el tabernáculo de Dios; es decir ¿quiénes iban a ser aquellos que podrían entrar en la casa de campaña donde se concentraban los sacerdotes para hablar con Dios y esperar las respuestas de él; en cuanto a tomar decisiones se trataba , o de esperar instrucciones para proceder en ciertas actividades en las que era necesario que Dios comunicara al pueblo como actuar? (Éxodo 33:8-10). \n\nEn este salmo, lo que hace David, es una metáfora, o ilustración sobre los que han de acceder al cielo donde podremos ver a Dios en su gloria y cara a cara.\nY, ¿Por qué el interés del salmista?, al preguntarse: ¿Quién habitara en tu tabernáculo?, ¿Quién morara en tu monte santo?; pues muy claro y simple de contestar, Israel se había desviado del pacto de Dios con este pueblo, Israel se había contaminado con las costumbres paganas de los pueblos que le rodeaban, haciendo de lado las enseñanzas de los profetas y de los estatutos que Dios había establecido para que se guiaran por la rectitud (2º Samuel 24:10). \n\nDavid sabía que no había hombre justo, ni aun uno que buscara a Dios de corazón (Salmo 14:2), esto hacia que el salmista se preguntara quienes eran aquellos que podrían estar ante Dios y heredar una promesa de vida eterna; si todos estaban totalmente alejados de los propósitos, planes y pensamientos de Dios para el pueblo de Israel (Jeremías 29:11).\n\nAhora bien, no todo está en desventaja para el hombre (…), en el mismo escrito el salmista declara cuales son las cualidades de los hombres que habitarán con Jehová en el cielo.\n\nEn primer lugar encontramos a aquel que andan en integridad, que es integro, y que todos sus pasos son de acuerdo a los estatutos o mandamientos de Dios (Job 1:8). \n\nLuego tenemos a aquel que hace justicia, que todos sus actos son honestos, no procura el mal para el inocente, ni trata de ganar ventaja ante la desigualdad con la que se trata a los hombres (1 Juan 2:29).\n\nEn el versículo 3 vemos que para habitar en el santo monte de Dios se requiere no calumniar con nuestra lengua, no hacer mal a nuestro prójimo, ni admitir reproches contra nuestro vecino(Salmo 15:3; Éxodo 20:16; Mateo 22:34-40), y no es por generalizar, pero esto es de lo más difícil de cumplir, puesto que vivimos en una sociedad en la cual predomina la ley del más fuerte y poderoso, la ley del que mueve influencia, etc.\n\nPero la enseñanza aún no termina, pues también nos dice: “aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia(Salmo 15:4), esto significa que el hombre tiene que evaluar a los hombres por sus virtudes, y no por lo que aparenten ser ante la sociedad, el hombre que se merecerá entrar al santo monte de dios es aquel, que honrará a los que honran a Dios, es decir; que se llevará bien y respetará a los que aman a Dios, pero aborrecerá a los viles e impíos que blasfeman contra su santo nombre.\n\nPor último, “algo que nosotros no tenemos por montones”, pero que lo malgastamos en cosas innecesarias, me refiero al dinero.\nDice literalmente el salmista (inspirado por el espíritu santo de Dios), la siguiente afirmación: “quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas no resbalará jamás”, significa la importancia y el cuidado que debemos tener con los bienes que Jehová nos ha proporcionado (Proverbios 23:4-5), además de aconsejarnos sobre la justicia, no hacernos cómplices del malvado cuando se trate perjudicar a nuestro prójimo, es decir, maquinar el mal hacia su persona.\n\nConcluyendo, “el que hace todas estas cosas no resbalará jamás”, qué bueno sería que todos los seres humanos nos esforzáramos para cumplir los estatutos de nuestro Padre celestial, y vivir la vida para la cual el nos predestinó (Romanos 8:30).'