Milagros Maravillosos
Todos los días suceden milagros asombrosos, tener vida es uno de ellos, poder mirar cada día la luz del sol, observar la naturaleza que nos regaló el Señor, mirar las estrellas en su esplendor cada noche, la luna con su resplandor centellante.\n \nIban tres personas caminando por un camino, todo era bosque alrededor; eran un hombre sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante -alumno del sabio maestro. \n\nFue entonces cuando el terrateniente dirigiéndose al sabio maestro dijo:\n\n- Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que incluso puedes hacer milagros. \n\n- Soy una persona vieja y cansada ¿Como crees que yo podría hacer milagros? –respondió el sabio maestro-\n\n- Me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos, esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso. \n\n- ¿Te referías a eso? Tú lo has dicho, esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso, no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo sólo pido se conceda un favor para el enfermo o para el ciego; y todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo. \n\n- Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú haces muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios le dijo el terrateniente. \n\nAnte la insistencia de aquél hombre poderoso, el Sabio maestro aceptó mostrarle tres milagros. Y así, con la mirada serena y sin hacer ningún movimiento le preguntó:\n\n- ¿Esta mañana volvió a salir el sol? \n\n- Si, claro que sí, le contesto el terrateniente. \n\n- Pues ahí tienes un milagro, el milagro de la luz, le dijo el sabio maestro. \n\n- Este le dijo ¡No, yo quiero ver un verdadero milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra! Mira, hay un conejo herido junto al camino, tócalo y sana sus heridas \n\n- ¿Quieres un verdadero milagro? ¿No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días? - le dijo el sabio maestro. \n\n- ¡Si! Fue varón y es mi primogénito. \n\n- Ahí tienes el segundo milagro, el milagro de la vida. \n\n- Maestro, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro.\n\n- ¿Acaso no estamos en época de cosecha? Hay trigo y sorgo donde hace unos meses sólo había tierra, le contesto éste. \n\n- Si, igual que todos los años, dijo el terrateniente. \n\n- Pues ahí tienes el tercer milagro.\n\n- Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero.\n\nSus palabras fueron cortadas por el sabio maestro, quien convencido de la obstinación de aquel hombre y seguro de no poder hacerle comprender la maravilla que existe en todo aquello que le había mostrado señaló: \n\n- Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti. Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, pero, yo he hecho todo lo que podía hacer. \n\nDicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio maestro y su alumno se quedaron parados en la orilla del camino. \n\nCuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían, el sabio maestro y su alumno, el maestro se dirigió a la orilla del camino, tomó al conejo, soplo sobre el y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado:\n\n- Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días, ¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿Por qué lo haces ahora que no puede verlo? \n\nHay una razón por lo que no lo hice, lo que él buscaba no era un milagro, sino un espectáculo. Le mostré tres milagros y no pudo verlos. \n\nPara ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. \n\nCuando aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido. \n\nEntonces te darás cuenta de que Su Misericordia sobrepasa con sus milagros más de lo que tú podrías imaginar o pedir.\n\nEL MILAGRO MAS HERMOSO QUE PUDO HACER DIOS FUIMOS NOSOTROS…NO LO OLVIDES. Génesis 1:27; 2:22'