¿Qué Hago Para Ganar Autoridad?
Uno de los reclamos que los fariseos hicieron a Jesús fue con respecto a su autoridad. \n\n“y le hablaron diciendo: Dinos: ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿o quién es el que te ha dado esta autoridad?” (Lucas 20:2)\n\nEn esta ocasión Jesús no les dio respuesta, pero a sus discípulos se los reveló en varias ocasiones. En el Evangelio de Juan 14:24 dice Jesús: “...y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”. En el mismo Evangelio en el capítulo 17 resalta que es el Padre quien ha delegado autoridad a Jesús para cumplir su obra. Ahora bien, es también importante definir la autoridad desde el punto de vista bíblico. Jesús señaló el gran contraste que debería existir entre los grandes del mundo y los grandes de su reino: “el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor” (Mc 10:43)\n\nEs claro que la autoridad que la gente reconoció en Jesús, no estaba basada en la imposición, ni en la manipulación, como en el caso de otros maestros contemporáneos a él, sino que más bien era una autoridad sostenida por el amor y el servicio que brindó a los demás. Sus palabras eran sabias, sus acciones milagrosas, pero su trato para con los demás lo superaba todo.\n\nEste es el modelo de autoridad que Dios nos llama a imitar, un modelo sencillo que, sin embargo, parece difícil de comprender y más aun ponerlo en práctica. Algunos líderes en la iglesia, de manera equivocada, piensan que un nombramiento o cargo les da autoridad para tomar el control sobre los demás y anteponer sus intereses. En el caso de los jóvenes, necesitados de guía y de consejo, un líder con estas características puede llegar a ocasionarles mucho daño, ya sea que se sometan a sus exigencias o no. Si un joven se atreve a cuestionar a este tipo de líder, lo más seguro es que pronto estará abandonando el grupo o tendrá que sufrir una mala actitud de parte de él. Pero, si por el contrario, acepta todo lo que éste le impone, es muy probable que llegue a repetir este paradigma en su propia vida. Sus relaciones -con Dios, con la iglesia, con su prójimo- se verán seriamente afectadas por este modelo.\n\nLos líderes de adolescentes y jóvenes -que en su mayoría son también jóvenes- generalmente sujetos a la autoridad de otros líderes, llegan a enfrentar una fuerte tensión en este aspecto. ¿Para qué o por qué es importante tener autoridad? ¿Cómo debe ejercerse? ¿Cómo ganar autoridad entre los líderes de la iglesia, los padres y entre los propios jóvenes? \n\nAlgunas reflexiones de 1 Corintios 3 podrían brindarnos algunas respuestas.\n\nEl ejemplo de Pablo (v.10), que lejos de sentirse halagado por la preferencia de algunos a su persona, se preocupó ante esta situación, no siempre es el que asumimos algunos líderes ¡que manera más sutil tiene Satanás de tentarnos! El propio Jesucristo no fue ajeno a su ofrecimiento: “...le llevo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: ‘Todo esto te daré, si postrado me adorares”. Tener la admiración de otros, tener influencia sobre ellos, tener la oportunidad de mostrar conocimiento y sabiduría delante de los demás. Cuantas iglesias y congregaciones divididas por seguir a algunos líderes y por el propio orgullo de esos líderes. Cuantos programas u organizaciones celosamente defendidas mientras permanecemos ciegos a las necesidades de la iglesia, de las familias, de cada creyente y en nuestro caso de los adolescentes y jóvenes. Para Pablo la autoridad no tiene que ver con nada de esto. El imita el modelo de Jesús y reconoce que:
- Es un Servidor (v. 5)\n\nUna autoridad en el grupo de jóvenes ha de ser identificada por su servicio, por su disposición y amor. El voto de confianza que busquemos ganar de los líderes en la iglesia, padres y jóvenes ha de ser sostenido sobre estas bases. \n\n
- Es un Colaborador, junto con otros (v. 9) \n\nPablo afirma que los líderes colaboramos juntos. Cada uno según lo que el Señor nos ha asignado, pero estando seguros de esto: que Dios es el que hace crecer. El v. 8 dice que quienes colaboran están al mismo nivel, aunque también dice que cada uno recibirá su recompensa, por eso advierte sobre el cuidado que deben poner sobre la obra que edifican. La autoridad no es cuestión de competencia, no sólo debemos evitar sino también de erradicar como líderes este supuesto. Si existe un grupo de líderes para el ministerio juvenil, es necesario trabajar juntos, sin que ninguno intente imponer control sobre el grupo, puede que exista -y hasta es necesario- una persona que ayude a guiar y encausar al grupo, pero ha de ser alguien con la autoridad descrita anteriormente. \n\n
- El fundamento es Jesucristo (v. 11)\n\nUn líder gana autoridad, cuando su carácter y sus acciones se acercan al modelo de Jesús y se esfuerza porque otros también lo imiten. Sabemos que para que esto sea posible es esencial su comunión con Dios, pues él es quien delega la autoridad. Pablo dice en otra de sus cartas: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (1 Ti 1:12). Después de todo, el voto de confianza más importante es el que Dios nos otorga.\n\nLos obstáculos para ganar esta autoridad podrán ser entonces, tu propia falta de comprensión a lo que significa e implica, pero también - y esto puede ser ajeno a todos tus esfuerzos - el cuestionamiento de otros a lo que hagas o dejes de hacer. Hay que reconocer que no puedes, ni debes buscar agradar a todos; que aún en la propia iglesia, el enemigo usará a otros para tratar de desanimarte y acabar con tu gozo de servir a los jóvenes. En estos momentos pensar en la oposición que nuestro Señor Jesús tuvo que enfrentar puede ayudar a fortalecernos. Si existe un liderazgo autoritario puesto sobre ti, éste significará un obstáculo más y quizás el más difícil, mantente en oración para que Dios actué en sus corazones y para que te ayude a desempeñar la obra que Él quiere que realices en las vidas de los jóvenes.