¿Qué hago cuando me piden consejo?

Resulta que tú como líder, estás planeando actividades, esforzándote al máximo para que en cada reunión, a través de los estudios y dinámicas que preparas, los jóvenes aprendan y crezcan en el conocimiento de Dios, y de repente te das cuenta que esto no es suficiente para aclarar todas sus dudas o problemas. Por supuesto que esto que tú estás haciendo, Dios puede usarlo, de hecho puedo asegurarte, que por este medio algunos jóvenes encuentran respuestas a sus dudas e inquietudes y toman decisiones importantes en sus vidas. Sin embargo, algunas ocasiones los problemas o las necesidades de cada joven son muy específicos y es entonces cuando se acercan al líder para pedir consejo o ayuda para tomar una decisión.\n¿Te resulta sencillo dar consejos?\n\nCreo que es una de las áreas que como líderes debemos aprender a manejar con mucho cuidado, en primer lugar, porque en medio de los errores y las deficiencias que tenemos, para los jóvenes somos un modelo a seguir y nuestras palabras tienen especial influencia en ellos; en segundo lugar, es importante considerar que no siempre tenemos todas las respuestas y debemos estar dispuestos a que Dios también hable a través de otros medios al corazón del joven. Si tomamos la decisión que les corresponde tomar a cada uno de ellos, seguramente nos agradecerán si trae resultados buenos, pero si son malos también nos harán responsables.\n\n

¿Qué hacer entonces cuando llegan a pedirte un consejo?

1. Escuchar. Lo primero y más importante es escucharlos. Tal vez sólo te dicen que se sienten mal por una determinada situación, pero tú puedes ayudarlos a poner en claro sus sentimientos y pensamientos, a través de algunas preguntas claves:\n¿Qué fue lo que sucedió?\n¿Cuál es el sentimiento más fuerte en esos momentos?\n¿Qué piensas de lo que pasó?\n\n2. Empatizar / Consolar Independientemente de que tú hayas vivido o no una experiencia, duda o problema similar, en este punto es imprescindible que empatices -\"te pongas en sus zapatos\"- para comprender y poder realmente ayudar al joven. No se trata de que nosotros aprobemos una acción que consideramos equivocada, pero sí, de que los jóvenes se sientan aceptados y amados. Todos nos equivocamos, todos nos llegamos a desviar de alguna o de otra manera, pero el perdón y el amor de Dios nos ayudan a levantarnos y a renovarnos día con día. No hemos sido puestos como jueces, así es que no tomemos un papel que no nos corresponde. No acuses, ni regañes a los jóvenes, Si uno de ellos comparte contigo algo de su vida que está siendo difícil, lo mejor que puedes hacer es abrazarlo y no olvides tener siempre cerca una caja de pañuelos. Hazle saber que su vida ha sido tan valiosa a los ojos de Dios, que para quitar sus cargas, envió a su Hijo, para que Él las llevara.\n\n3. Confrontar. La confrontación no debe hacerse inmediatamente, tal vez debes escuchar más y continuar consolando durante un tiempo, pero tampoco debes dejar de advertir de los riesgos o preparar al joven para tomar una decisión. Algunas preguntas que pueden ayudar a confrontar pueden ser: \n¿Qué piensas hacer? \n¿Qué es lo que te haría sentir mejor? \n¿Cuáles consecuencias traería a tu vida, tomar esa decisión? \n¿Qué es lo que agradaría más a Dios y cumpliría los propósitos que Él tiene para tu vida? \n\nEspero que Dios te dé sabiduría en este aspecto, pero sobre todo, que te haga sentir toda la compasión y el amor que ÉL ha tenido para cada uno de sus hijos.'
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