Que viva el trabajo

Uno de los propósitos de Dios para el hombre era que trabajara. El trabajo no es un castigo, por el contrario fue pensado en el corazón de Dios como una bendición para el hombre. Dios dijo al hombre y a la mujer: “Quiero que se reproduzcan, quiero que llenen la tierra y la pongan bajo su dominio… Dios puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara…” Génesis 1:28, 2:15.'
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