Receta de la Felicidad
INGREDIENTES:\n\n1 Kilogramo de recuerdos infantiles.\n\n2 Tazas de sonrisas.\n\n2.5 Kilogramos de esperanza.\n\n100 Gramos de ternura.\n\n5 Latas de cariño.\n\n40 Paquetes de alegría.\n\n1 Pizca de locura\n\n8 Kilogramos de amor.\n\n5 Kilogramos de paciencia.\n\n\nMODO DE PREPARACIÓN: \n\n1) Limpia los recuerdos, quitándoles las partes que estén echadas a perder o que no sirvan. Agrégale una a una las sonrisas, hasta formar una pasta suave y dulce.\n\n2) Ahora, añade las esperanzas y permite que repose, hasta que doble su tamaño.\n\n3) Lava con agua cada uno de los paquetes de alegría, pártelos en pequeños pedacitos y mezcla con todo el cariño que encuentres.\n\n4) Aparte, incorpora la paciencia, la pizca de locura y la ternura cernida.\n\n5) Divide en porciones iguales todo el amor y cúbrelos con la mezcla anterior.\n\n6) Hornéalas durante toda tu vida en el horno de tu corazón.\n\n7) Disfrútalas siempre con tu familia con el sabor de lo nuestro.\n\n CONSEJO: Puedes agregar a la mezcla anterior dos cucharadas de comprensión y 300 gramos de comunicación, para que esta receta te dure para siempre.\n\nEl amor es lo principal en cualquier receta, esa fue la receta más perfecta que nuestro Señor Jesucristo nos regaló. 1Corintios 13.\n\nEs nuestra tarea difundir este gran amor que proviene de Dios hacia nuestro prójimo, que realmente seamos verdaderos ejemplos e instrumentos de ese santo amor en todo momento y en todo lugar. Que muchos puedan ver, en nuestros actos, al Señor y puedan glorificarle. No olvidando que muchas cosas son pasajeras, transitorias y que pueden acabarse, como las profecías, el hablar en lenguas y la ciencia, pero lo que no nunca se acabará, ni se agotará es el verdadero amor. Amén. \n\nEl mayor ejemplo de este tipo de amor lo encontramos en Jesús, él representa el supremo amor de Dios (Jn. 3:16-17). Jesús simplificó la ley, que estaba basada en el cumplimiento de una serie de preceptos, por una norma basada en la ley del amor: amar a Dios y amar al prójimo. Un amor que es activo y concreto, en vez de un amor meramente nominal o abstracto.'