Testimonio de Salvación y Fortaleza

Más que un testimonio es el relato de un Joven que sin conocer a Dios, quiso saber de Él. A veces las adversidades de la vida nos llevan a buscar de ese Dios que todo lo puede, el que nos ayudará a cambiar nuestra vida para ser feliz y tener la presencia de Dios en cualquier circunstancia. Salmo 23:1. \n\nUn día nos llamaron a mi esposo y a mí para visitar a un joven en su casa. Era un caso distinto a todos los demás. No importa el nombre, pero sí es vital saber cómo llevaba su vida. Su caso, no es caso de todos pero sí de algunos. No es fácil mirar al futuro teniendo 23 años y una columna vertebral partida en mil pedazos como consecuencia de un grave accidente. \n\nEl muchacho no salía de su casa y por eso decidimos visitarlo, su hogar es una casa espaciosa, con un buen jardín lleno de flores a la entrada. La luz entraba tenue por entre las cortinas que, entreabiertas, daban la visión de otro jardín enorme, con árboles y flores, con piscina y una cancha de tenis. El silencio que allí reinaba era sepulcral. Nadie hablaba. En medio de la sala un joven fortachón, pelo largo, ojos tristes, sentado en una silla de ruedas, nos miró, intentó sonreír, pero no pudo. \n\n\"Cuando nos vio -nos dijo- ¿para qué todo lo que he estudiado, mi colegio, mi universidad, mis inicios de postgrado? ¿Para qué mis clases de fútbol, de ajedrez?. Nunca me prepararon para caerme de una moto y quedar inválido. Mi padre decía: \"Tenemos un hijo que va a ser nuestro orgullo. Tú serás el que continúes con mi imperio y serás reconocido entre mis competidores, porque te estoy preparando para ser un triunfador\".\n\nLo tenía todo y quería tener una moto, la mejor: 750 centímetros cúbicos. Tuve la moto y con ello lo creí tener todo. Nunca tuve a Dios en mi corazón. No lo necesitaba. No estaba en mis planes ni en los planes de mis padres. Nuestra ruta era la del triunfo y Dios no estaba en el camino nuestro. \n\nUn día había llovido toda la noche. La autopista estaba mojada. Yo quise arriesgar y vivir al límite de mis posibilidades, pero la moto rodó por el asfalto y me golpeé contra el suelo. Mi columna se partió en pedazos. Estuve meses hospitalizado, tratando de recuperarme, un futuro incierto. Nunca me prepararon para esto. Se olvidaron de mí y me olvidé de que existía mi alma,. \n\nAhora les pido. Cuenten a todo el mundo mi historia. A mí no me van a creer. Simplemente descríbanme y mi imagen es la más clara necesidad de Dios. \n\nCreo que para ser un triunfador en la vida, hay que empezar por lo primero, seguir y buscar de Dios. Sólo así, con un espíritu fortalecido en la fe, podrás sentirte un hombre triunfador nos decía el joven, quiero saber de ese Dios que ustedes predican, que los últimos días que me quedan por vivir sea con él, que tenga misericordia de mí y perdone mis pecados, sólo lamento que en estas circunstancias en las que estoy tenga sed de buscarlo. \n\nComo creyentes de ese Dios vivo, luchamos en este mundo para controlar las tentaciones, la avaricia y todas las locuras que Satanás nos presenta, por eso como consejo a todas las generaciones este es un cuadro que solo tu eres el modelo tú serás ahora quien le dé color, luz e imagen, es un testimonio que llega a lo más profundo de nuestro ser por eso JOVEN, quisimos contarte esto porque es un claro ejemplo de la vida real,. Las fuerzas están en tus manos. De ellas sacarás la imagen que tú quieras y que, por supuesto, lo que más necesites. \n\nUno hace una casa para construir un hogar y, cuando llueva, si llegara a llover, tener dónde guarecernos. Uno no tiene a Dios en su alma para cuando suframos un accidente, o te dé cáncer, o una enfermedad terminal, o te despidan del trabajo. No. Tienes a Dios para ser feliz porque tus pecados han sido perdonados, si te has arrepentido y aceptado el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo a tu favor, Él te guardará del peligro y, si te pasa algo, Él te dará consuelo y fortaleza. Da gracias a Dios por la vida, por llegar hasta aquí. ¡Que Dios los bendiga! \n\n“Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Juan 6:51”'
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