Un Amor Hasta los Hombros

“Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso” Lucas 15:5\n\n¡¡Qué maravillosa posición!! La oveja herida en los hombros del pastor amante. En vez de recibir azotes y recriminaciones, en lugar de ser descartada es colocada sobre los hombros de su pastor. Allí cerca de los oídos del pastor podía suspirar, sobre los hombros de su dueño podía reposar... bien podía decir “El Señor es mi pastor, nada me faltará” Sal. 23:1.\nAllí estoy yo, y allí estás tú querido hermano. No bajo el brazo, no arrastrándonos tras el pastor... sino sobre sus hombros. Esta expresión me recuerda el juego que desde los 3 años suelo hacer con Melissa, mi hija.\n\n-Melissa, ¿querés a papá? –“Sí, te quiero mucho”. -¿Hasta donde?- le pregunto cada vez, esperando la respuesta de todos: “hasta el cielo”. Pero Melissa siempre contesta: -“Hasta aquí”- y con sus manitas señala sus hombros. Es que para Melissa no hay cosa más linda que la lleve “ a cococho” sobre mis hombros. Para ella la medida de su amor a mí, se encuentra allí... “en los hombros de papá”. Cuando está en ese lugar, ella siente que es lo más alto que puede existir.\n\nCuando el pastor se enteró que la oveja se había perdido, dejó las 99 ovejas y salió a buscarla. Este pastor estuvo dispuesto a desafiar todos los peligros para llegar a la descarriada. Cuando la encontró, la sanó, le puso aceite en sus heridas y la cargó sobre sus hombros. ¿Cuál fue la medida del amor que conoció la oveja descarriada? Los hombros de su pastor. Ella podría decir a su pastor “te amo hasta los hombros”. ¿Y cual es la medida de nuestro amor al Señor? ¿Hasta donde le amamos? ¡¡Qué pregunta, ¿no?!! Es la misma que ese amante pastor le hiciera a Pedro, junto al mar de Galilea, luego que le negó 3 veces.\n-Pedro ¿me amas? –“Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”. -Apacienta mis ovejas. \n\nHoy el Señor se acerca a ti y a mí y con dulzura pregunta: -Heber ¿me amas?. –“Señor, tú sabes todas las cosas. No puedo confiar en mi amor, pero sí en tus hombros. Señor, te amo hasta tus hombros. Te amo, porque tú me amaste primero”. -Apacienta mis ovejas. Sé un pastor como el que dices amar. Ama a los demás hasta tus propios hombros, y no te preocupes si esos hombros son débiles o estrechos, pues recuerda que tú mismo estás sobre los míos. ¿Eres un papá, una mamá, un abuelo, una abuela, un tío? ¿Eres maestro de escuela dominical, líder de jóvenes, o adolescentes? ¿Quién está en tu rebaño? ¿Quién es tu oveja? Imitemos, hoy, el ejemplo del pastor que profesamos amar. \n\n“Señor ayúdame a amar con la misma clase de amor con que me amaste, ayúdame a amar hasta los hombros” AMÉN.'
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