Carta De Esteban

... Aunque yo nací en una familia católica (bueno, por lo menos mis padres eran bautizados) no recibí una educación que pueda llamarse cristiana. No me enseñaron a rezar, no me hablaron de Dios, ni siquiera me bautizaron. Y así crecí. Para mi Dios era un perfecto desconocido. \nMás o menos a los 25 años empecé a hacerme algunas preguntas acerca de Dios. Cuando terminé el secundario decidí que quería ser doctor y me fui a Córdoba. En la facultad conocí algunas personas que parecían distintas de los demás. Al principio los criticaba, pero después comprendí que me llamaba mucho la atención su modo de vivir a ese ser invisible llamado Dios. Y la única respuesta que ellos me daban cada vez que yo hacía alguna de mis indiscretas preguntas era: “Soy así porque conocí a Jesús, lo amo con todo mi corazón y se que el me ama a mi sin condiciones”.\nUn día, sin saber muy bien como, me acerqué a una parroquia que quedaba cerca de mi casa para hablar con el sacerdote. Y ahí fue donde conocí al Padre Jorge. Comencé a preguntarme seriamente acerca de la posibilidad de llegar a ser cristiano. El Padre Jorge me ayudó con mucha paciencia a transitar estos primeros pasos en un camino que era completamente nuevo para mi. Lentamente fui cambiando la imagen que yo mismo me hacía de Dios: ese Dios terrible y castigador. Hasta que un día me decidí. Realmente quería ser Hijo de Dios. Cuando se lo dije al Padre Jorge, el me invitó a asumir la condición de catecúmeno. A lo mejor te estarás preguntando: ¿Y que es eso? No te lo imagines como un seminario o un monasterio. Solo se trata de un tiempo de preparación, de formación. ¿Cuánto tiempo? El que fuera necesario. El que me hiciera falta. Aprendía a rezar, a leer la Biblia y, aunque les parezca mentira, también aprendí a cantar. Lo más difícil fue el cambio de vida... me costó mucho poner orden mis sentimientos y mi modo de vivir. \n\nUn buen día, al Padre Jorge y a mi, nos pareció que había llegado el momento de dar el gran paso. Y llegó el gran día... O mejor dicho: ¡La gran noche! Durante la vigilia Pascual nos reunimos con la comunidad parroquial para celebrar y vivir la resurrección de Jesús. Ninguna otra fecha hubiera podido ser más adecuada para celebrar mi Pascua personal. Porque el bautismo no es otra cosa que el misterio pascual conmemorado y actualizado para que cada hombre pase de la muerte del pecado a la vida de la gracia por medio de nuestro Señor Jesucristo. \nEsa noche, el Padre Jorge derramó agua sobre mi cabeza tres veces, invocando a la Santísima Trinidad, mientras mi madrina ponía su mano sobre mi hombro derecho. Cuando todavía estaba emocionado por mi nuevo nacimiento mi padrino fue invitado a tomar luz del cirio Pascual. El encendió el cirio bautismal y me lo entregó mientras el Padre Jorge decía: “Esteban: ya eres luz en Cristo”.'
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