Imaginá que te levantás del costado del camino y corres hacia donde se encuentra el Maestro, no te importa tu ceguera. Corres buscándolo a él. No podés verlo pero si podes tocar su rostro. Imagina sus facciones y escuchá su voz. Esa voz que llena tanto tu corazón que parece que se te va a salir de tu pecho...'