Entonces veré al Invisible, al Juez sentado en el trono, alto y sublime, eterno y glorioso; Él ha de juzgarme. Hablará con trueno sonoro, estremecerá los quiciales con su rugido. Un ángel vendrá a mí y colocara un carbón sobre mis labios. Mi hogar será la Luz y mi habitación la casa llena de humo.'