Juan 10: 27 - 29 \nMis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar.\n\nEn estas palabras el Señor nos enseña del llamado a ser Sus hijos y de la seguridad que tenemos los que estamos en Él.\n\nJesús dice que nosotros, sus ovejas, conocemos su voz. Ese es mi descanso, yo sé que he pecado mucho y en muchas ocasiones he desobedecido a mi Pastor yéndome lejos del rebaño y he salido herido, pero siempre vuelvo al llamado de mi Pastor, porque oigo su voz; porque sé que aunque soy una de las ovejas más testarudas, sé a quién pertenezco, soy propiedad de mi pastor Jesús, el que me ama y dio su vida por mí.\n'