Seguir a Jesucristo Exige una Entrega Total

Meditación basada en Marcos (6:14-29)\n\n\nIntroducción:\n\nEl seguimiento tiene su origen, su causa y su fin en la persona misma de Jesucristo.\nSeguir a Jesucristo no es un estado estático, sino un proceso dinámico, seguimiento es un estilo de vida.\nEl seguimiento es renuncia y entrega, el seguir a Jesús implica morir al yo, renunciar a los intereses egoístas que gobiernan por medio del pecado.\nSeguir a Jesucristo implica renunciar a lo más preciado que hay en la vida del seguidor si estos elementos valiosos interfieren en el seguimiento. \nEsto lleva al otro elemento importante la entrega, el seguidor no sólo renuncia al pecado, al egocentrismo, a las cosas más importantes de su vida, sino que entrega su vida totalmnte al señorío de Jesucristo.\nLa entrega va acompañada de la lealtad que se vive durante todo el peregrinaje; una lealtad a prueba de cualquier sufrimiento o peligro, una lealtad que ni la muerte violenta puede hacerla retroceder. \nNo hay decisiones a medias, definitivamente el seguimiento de Jesucristo exige una entrega completa y hasta el final. \n\nVemos en San Marcos 6:14-29, el final trágico de la vida de Juan el Bautista, quien por denunciar el pecado fue encarcelado y luego decapitado.\n¿Estaremos nosotros como cristianos dispuestos a entregar nuestras vidas al seguimiento de Jesucristo, sin ningún tipo de reservas?\nPasemos al relato bíblico:\n\n\nLectura: San Marcos 6:14-29\n\n14Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho notorio; y dijo: Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes. 15Otros decían: Es Elías. Y otros decían: Es un profeta, o alguno de los profetas. 16Al oír esto Herodes, dijo: Este es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos. 17Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer. 18Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. 19Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; 20porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. 21Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea, 22entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. 23Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino. 24Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. 25Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista. 26Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla. 27Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. 28El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. 29Cuando oyeron esto sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.\n\n\nContexto:\n\nHerodes pensaba que Jesús era Juan el Bautista que había resucitado. Herodes mismo había mandado que arrestaran a Juan y que lo encadenaran en la cárcel. \nHerodes se había casado con Herodías, esposa de Felipe su hermano, y Juan le había estado diciendo a Herodes: “La ley te prohíbe tener a la esposa de tu hermano.” \nPor eso Herodías le guardaba rencor a Juan y deseaba matarlo. \nLa oportunidad se presento, la hija de Herodías entró en el banquete y bailó, y esto agradó a Herodes y a los invitados. –Pídeme lo que quieras y te lo daré –le dijo el rey a la muchacha. \nElla pidió la cabeza de Juan el Bautista.\nAunque Herodes se angustió por el pedido, la orden de muerte llegó para Juan el Bautista, lo decapitaron y este fu su final.\nHemos señalado en la introducción, que el seguimiento de Jesucristo exige una entrega hasta el final, para desarrollar mejor el tema veamos el modelo de entrega de Jesucristo, el modelo de entrega de Juan el Bautista, y la entrega que debemos tener nosotros como seguidores de Jesucristo.\n\n\nEl modelo de entrega de Jesucristo:\n\nJesús exige un seguimiento llevado hasta las últimas consecuencias, la puerta que lleva a su reino no es ancha, sino estrecha, los que le siguen deben estar dispuestos a no tener dónde reclinar su cabeza, deben romper con la mentira, y una vez en marcha no deben siquiera mirar atrás.\nA causa de segur Cristo, el cristiano será objeto de odio y persecuciones, como Jesús mismo lo fue.\nEntre Jesús y los discípulos no había ningún contrato sino una llamada que exigía una respuesta incondicional, definitiva y de por vida.\nDe cara a la verdad, Jesús es absoluto, su fidelidad a esta verdad lo llevó al enfrentamiento final con el poder establecido y a la muerte.\nEn su entrega a la causa de la verdad, Jesús fue radical en su crítica a la hipocresía y a toda forma de maldad.\nEn el Evangelio vemos la actitud de Jesús al entregar su vida por los demás, la cruz queda así como un signo indiscutible de compromiso total, de fidelidad absoluta al Padre, de renuncia y entrega hasta el final.\n\n\nEl modelo de entrega de Juan el Bautista : \n\nHemos visto el modelo de entrega de Jesucristo, ahora detengámonos en el modelo de Juan de Bautista.\nJuan el Bautista fue atrevido y audaz al predicar su mensaje, aún ante los reyes, no mostró temor. \nNo buscó la aprobación de los hombres, sino la de Dios, la suya fue una proclamación atrevida llevando un mensaje claro y transparente de llevar a la gente al arrepentimiento.\nLos inconversos y la religión organizada de su día no pudieron culpar a Juan con nada, su misión era clara, el mensaje de Juan era claro (arrepentimiento de los pecados). \nAl fin de cuentas, por su testimonio y presión de predicar en contra del pecado, lo mataron. Juan no acomodó su mensaje al pueblo, sino que el pueblo tuvo que acomodarse al mensaje de Juan. También Juan exigió una muestra pública de arrepentimiento, el bautismo en agua, notamos que Juan tuvo un principio con Dios de ser fiel hasta la muerte al mensaje que Dios le había encomendado. \nJuan el bautista no se enfocaba en cambios externos de limpieza, sino que perseguía con su mensaje un cambio profundo interno del corazón para que las personas cambiaran de manera de vivir.\nCon audacia le dijo a Herodes: «No te es lícito tener por mujer a la mujer de tu hermano». Consciente de su misión, a cada cosa la denominaba por su propio nombre, sin temor a ser mal recibido o mal visto, sin miedo a la represalias Juan se entregaba por entero sin guardarse nada.\nEl ministerio de Juan fue un ministerio efectivo, hizo lo que tenía que hacer, dijo lo que tenía que decir.\nDios espera que se levanten personas, que no vivan para si mismas, sino que se den cada día, que se entreguen cada día al servicio Dios y del hombre también.\n\n\nConclusión:\n\nHerodes como representante del poder es soberbio, altivo y exigente, quiere que todos se postren ante el y cedan a sus caprichos, no soporta la verdad del evangelio.\n\nComo cristianos, siempre estaremos expuestos a ciertos Herodes, como seguidores de Jesucristo debemos hablar en nombre de Jesús, transmitir su mensaje, que por ser de justicia, amor, paz, libertad, se oponen a los poderes de hoy, de las ambiciones, de hoy.\nDebemos tener en claro que por hacer esto nos criticarán, nos juzgarán, nos condenarán, y dirán muchas cosas en contra de nosotros.\nEl seguimiento de Jesucristo exige por parte del cristiano una entrega que sea hasta el final, en el evangelio esto es condición para seguir a Jesucristo.\nAsí como el Bautista, un hombre muy importante como precursor de Jesucristo, buscó que los hombres siguieran a Jesús, es necesario que los líderes de hoy en las iglesias dirijan a los creyentes a que “sigan a Jesús”.\nTenemos un desafío y un compromiso por delante, por seguirle, cumplir la misión que Dios nos ha encomendado ¿Estaremos dispuestos a entregarnos hasta el final?'
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