Bendito sea mi Dios,\nque no dejó que mi alma\npermaneciera vacía y triste.\nHoy siento dentro del pecho\nlos pasos de Jesucristo,\nabriendo nuevos caminos\npara mis sentimientos.\n\nEmbarga mi corazón\nla serenidad de sus ojos,\nal recorrer mis entrañas\ndesarraigando abrojos.\nSu voz llena de perdón\nsiento a cada latido\ny en mi respiración\nel aroma de sus palmas.\n\nBenditas manos que no descansan\nni temen a las espinas;\na cada gota de sangre\nque fluye de sus heridas\nalgún pecado se aleja,\ny desde el sitio que queda\nemerge alguna alabanza.\n\nBenditos pies que caminan\nsembrando mis pensamientos\ncon mil semillas de amor,\nque se abren como una flor\na la luz de su sonrisa\ny sus raíces extienden\na la humedad de su llanto.\n\nEntonces emocionado\nmi espíritu disemina\nmil pétalos en el aire\nque me rodea y respiran\nlos que se acercan a mí.\n\nY si en mi rostro de pronto\nalguna lágrima brilla,\no florece una sonrisa\nsin que descubran la causa...\nes que Jesús se pasea\nen el interior de mi alma.'