¿Qué Tenemos En Común?
¿QUÉ TENEMOS EN COMÚN?\n\nDéjenme compartirles un pasaje que tocó mi corazón:\n\nTodos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; Hch. 2:44\n\nEste pasaje habla de cómo eran los primeros cristianos, ¡eran más de 3000 personas viviendo juntas! \n\nDice un dicho que “cada cabeza es un mundo”, entonces, ¿cómo crees que era posible que tuvieran en común todas las cosas? \n\nLa respuesta es que su enfoque no fue en sus diferencias sino en lo que compartían y eso era la fe en Cristo, lo que les llevaba a compartir lo demás (propiedades, dinero, problemas, alegrías etc.), seguramente pensaban “él es hijo de Dios igual que yo, ¿qué importa si es feo o no es de mi clase social o si grita al hablar? Es igual que yo por lo tanto le ayudaré”.\n\nBien, en estos meses, he visto que el enemigo se ha preocupado por nosotros y por consecuencia nos ha atacado bastante. ¡Y eso es bueno, porque me habla de que el Señor bendecirá este ministerio grandemente! ¿Sabes por qué? Porque le estamos siendo de estorbo al enemigo, por eso nos quiere tumbar. \n\nSin embargo la bendición será posible en la medida que nosotros nos mantengamos juntos y teniendo en común todas las cosas, si empezamos a enfocarnos todos en una sola visión como lo es “que cada joven inconverso llegue a ser un fiel siervo de Dios” estaremos pensando en la responsabilidad que tengo yo para que eso sea posible y veremos que la respuesta es similar a la de nuestro hermano y seguramente pensaremos como seguro pensaban los primeros cristianos: “no me importa como eres, aquí estoy para ponerte el hombro, animarte, exhortarte, bendecirte, ayudarte, protegerte, reír y llorar contigo”\n\nDejemos pues de darle lugar al diablo buscando cada uno nuestro propio beneficio, y cambiemos nuestro enfoque: ver las cosas como Cristo las ve.\n\nRecuerden esto:\nCon Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gál. 2:20'